La palabra del título tiene numerosas acepciones en los países de habla hispana incluyendo a la Argentina. Yo suelo usarla muy a menudo con mis pacientes - quienes pueden dar testimonio de ello - cuando no quiero andar excediéndome en explicaciones. Sea para ahorrar tiempo o bien para impedir la frecuente tendencia que tienen a no usar su propia capacidad de pensar. Cosa que logro, la mayoría de las veces, luego de que la escuchan por primera vez.
Cuestión que con el tiempo ellos mismos, ya familiarizados con el término, pueden comenzar una sesión diciendo “hoy no me des mucha bola porque estoy medio choto”, por ej. , o “pasé un fin de semana choto”, o bien un: “sí, es cierto, tengo que reconocerlo, mi vieja era medio chota”. Y así sucesivamente. Es decir que es empleada con un significado peyorativo y descalificador de una experiencia, una idea, una vivencia, una conducta, una escena, un relato, una sensación, un hecho, o lo que mierda (otro término de uso frecuente en terapia) fuere.
Claro que no la utilizo solo en mi trabajo (aunque ahora que lo pienso debe ser donde mas la aplico, dado que paso gran parte de mi vida con mis pacientes), sino también en lo cotidiano, con mis amigos o conocidos, en una charla profunda o superficial, en un comentario o un relato. Y aquí, en lo diario, también la expreso y/o pienso de un modo casi recurrente, iterativo. Choto.
Pero no se suponga un desorden compulsivo o en una ideación obsesiva de mi parte – aunque tampoco se descarte del todo - sino más bien en las circunstancias que provocan, que inducen involuntariamente su producción.
Tomemos por ejemplo un programa de radio.
Escucho que algún oyente opina que “durante la dictadura había libertad porque a mí nunca me pararon ni siquiera para pedirme documentos” y pienso: “¡Qué choto!”. O bien, como escuché hace poco a alguien que dijo: “Es bueno pegarle a los hijos, y yo le agradezco a mis padres que me hayan fajado porque sino no sería lo que soy hoy”, e inmediatamente pensé: “¡Pero que recontrachoto! ¡Este es un hijo de puta reprimido que está justificando la agresión que tiene o que va a tener con los hijos!”. Y miles, decenas de miles, millones de ejemplos más, si me dispusiera a ejemplificar con locutores, periodistas y demás integrantes de la familia radiofónica.
Ni hablemos de cuando miro tele.
Otra que recurrente o iterativo. Ya sea viendo las noticias o a un referí dirigiendo un partido. Lunati, por mencionar uno de toque. Es un ejemplo de árbitro medio choto, pero que me hace cagar de risa con sus sanciones, increíblemente, valga el término, arbitrarias. Puede pasar por alto una fractura expuesta sin que se le mueva un pelo, o bien sacar una roja de un modo intempestivo por un simple roce. Motivo por el cual los partidos siempre terminan siendo un tremendo despelote, donde todo se torna imprevisible hasta que los jugadores no llegan a los vestuarios.
Con las noticias claro, me llevaría páginas enumerar las veces que me veo calificándolas de chotas.
O los programas. Como Gran Hermano Choto, por mencionar algo como al pasar. O Desde el Llano y Hora Clave, que se encuentran entre los más superchotos, según mi modesta apreciación. Ni hablemos de sus conductores.
Pasa que siento que es choto de mi parte que me la agarre con la tele, ya que es muy poco lo que quedaría en pié.
Lo mismo que si comenzara a enumerar a algunos actores de la política.
Como para dar una idea de lo que me pasa, puedo mencionar que me basta con verlo- no digo escuchar lo que dice - a Rodriguez Larreta, para que casi reactivamente piense: “¡Pero que choto de mierda!”.
Ni que decir de los nefastos personajes que participaron activamente en el terrorismo de estado o los que defienden a los genocidas de la dictadura. La chota de Cecilia Pando sería un simple pero contundente ejemplo. Claro que, hablando de genocidas, los hay superrecontrarrechotos como Videla, Menéndez o Buzzi y tantos otros que ni quiero nombrar. Aunque, es cierto, cualquier calificativo es insuficiente para caracterizar a estos infames asesinos.
Y que decir de las numerosas cosas que pasan en el mundo o en nuestras simples existencias.
En el mundo.
Es choto lo que pasa en Japón y en Medio Oriente por ejemplo. Y en África, por supuesto. O todo lo que hacen o no hacen los grandes organismos internacionales para promover o intervenir “en salvaguarda de la paz “en los conflictos bélicos, según sus conveniencias. Y también el hambre, la injusticia y los abusos de poder. O que el Papa nombre obispo a un choto como Antonio Marino y no excomulgue a un rechoto como Grassi. Que Obama no cierre Guantánamo y otras tropelías por el estilo. Que los EEUU se digan luchar contra el narcotráfico siendo que el mayor consumo de drogas del mundo se da allí. Que Suiza se proponga como un ejemplo de democracia, cuando sus bancos están abarrotados del dinero y la riqueza de los mayores hijos de puta de este universo. Y si sigo con el tema a nivel global no termino más.
Y en nuestra Latinoamérica ni que hablar.
La pobreza, la indigencia, la contaminación, la deforestación, las migraciones forzadas, el desarraigo, el tráfico ilegal de seres humanos, el genocidio y la explotación de los pueblos originarios, las enfermedades evitables, los abortos y sus consecuencias, la trata, el abuso, la violencia., la corrupción, la discriminación, la xenofobia, son mas que recontrachotos.
De nuestro país mencioné algunas comunes al mundo y Latinoamérica, pero las hay otras que son autóctonas por no decir folclóricas tanto a nivel nacional, como regional y local. Por mencionar un hecho reciente que aún persiste: las elecciones aquí en mi provincia, Chubut. Vamos a ver si en otro lado logran superarnos en este grado de chotera.
Y tantas más.
Que muera alguien porque una ambulancia no llega a tiempo. El deterioro educativo. Los que dicen representar a los trabajadores y cobran retornos para no armar quilombo (y no refiero a la cámara oculta editada que mostraron los chotos de Clarín). Los que putean contra el INDEC pero se hacen los boludos cuando hay aumentos que los benefician. Los que se creen patriotas por ser “malvinenses” y no se les mueve un pelo viendo como se llevan las riquezas petrolíferas o hacen pelota el mar y la tierra con la depredación y la minería. Los padres, madres y también, hay que decirlo, los hijos abusadores, como asimismo abuelos, tíos, primos, cuñados y la familia tutta. Los que abandonan a los ancianos. Los que piden orden y seguridad y te pasan por arriba con sus cuatro por cuatro al menor descuido. El maltrato en las instituciones. Las patotas sindicales. Y aquí también sería de nunca terminar.
Claro que también hay artistas chotos, películas y libros chotos, comidas chotas, música chota. Y: jueces, abogados, porteros (casi una redundancia), médicos, psicólogos, odontólogos, veterinarios, artesanos, choferes, profesores, jardineros, mozos, albañiles, electricistas, dibujantes, marineros, buzos, escritores, mecánicos, bomberos, panaderos, almaceneros, peluqueros, gerentes, contadores, ingenieros, fotógrafos, escritores, quiosqueros, boxeadores, cocineros, en fin, cualquier rol, profesión o actividad humana a la que se le puede aplicar el concepto. Sin dudarlo.
Razón por la cual, ahora sí, por una cuestión de espacio y de tiempo, dejo al lector agregar lo que considere conveniente.
Ah! Y todo lo contrario sería, para mí: no choto.
Miguel Angel de Boer
Abril 2011
(*) Según me recordó mi amigo Sergio Bufano autor, junto con Jorge Perednik, de el Diccionario de la Injuria , publicado por Editorial Losada, 2005: Choto,a. adj.(arg) Feo, sin gracia, ridículo, zonzo, tonto, de pocas luces. Bolas, bolastristes, boludo, huevón, pelotudo. También achacoso, viejo. Agregando que: “ Siempre estuve en desacuerdo con el adjetivo. ¿Por qué? Porque choto es también sinónimo de pene, verga, pindonga, pingalocaes también sinónimo de pene, verga, pindonga, pingaloca, polla, pito, pichabrava, falo, pedazo, corcel brioso, pichula, pija. En el caso de utilizar Pija, se trata de un adj. y sustantivo para denominar a la persona astuta, pícara, avivada. Hacerse el pija es alardear de vivo y experimentado “. (Gracias por el aporte Tano).
Cuestión que con el tiempo ellos mismos, ya familiarizados con el término, pueden comenzar una sesión diciendo “hoy no me des mucha bola porque estoy medio choto”, por ej. , o “pasé un fin de semana choto”, o bien un: “sí, es cierto, tengo que reconocerlo, mi vieja era medio chota”. Y así sucesivamente. Es decir que es empleada con un significado peyorativo y descalificador de una experiencia, una idea, una vivencia, una conducta, una escena, un relato, una sensación, un hecho, o lo que mierda (otro término de uso frecuente en terapia) fuere.
Claro que no la utilizo solo en mi trabajo (aunque ahora que lo pienso debe ser donde mas la aplico, dado que paso gran parte de mi vida con mis pacientes), sino también en lo cotidiano, con mis amigos o conocidos, en una charla profunda o superficial, en un comentario o un relato. Y aquí, en lo diario, también la expreso y/o pienso de un modo casi recurrente, iterativo. Choto.
Pero no se suponga un desorden compulsivo o en una ideación obsesiva de mi parte – aunque tampoco se descarte del todo - sino más bien en las circunstancias que provocan, que inducen involuntariamente su producción.
Tomemos por ejemplo un programa de radio.
Escucho que algún oyente opina que “durante la dictadura había libertad porque a mí nunca me pararon ni siquiera para pedirme documentos” y pienso: “¡Qué choto!”. O bien, como escuché hace poco a alguien que dijo: “Es bueno pegarle a los hijos, y yo le agradezco a mis padres que me hayan fajado porque sino no sería lo que soy hoy”, e inmediatamente pensé: “¡Pero que recontrachoto! ¡Este es un hijo de puta reprimido que está justificando la agresión que tiene o que va a tener con los hijos!”. Y miles, decenas de miles, millones de ejemplos más, si me dispusiera a ejemplificar con locutores, periodistas y demás integrantes de la familia radiofónica.
Ni hablemos de cuando miro tele.
Otra que recurrente o iterativo. Ya sea viendo las noticias o a un referí dirigiendo un partido. Lunati, por mencionar uno de toque. Es un ejemplo de árbitro medio choto, pero que me hace cagar de risa con sus sanciones, increíblemente, valga el término, arbitrarias. Puede pasar por alto una fractura expuesta sin que se le mueva un pelo, o bien sacar una roja de un modo intempestivo por un simple roce. Motivo por el cual los partidos siempre terminan siendo un tremendo despelote, donde todo se torna imprevisible hasta que los jugadores no llegan a los vestuarios.
Con las noticias claro, me llevaría páginas enumerar las veces que me veo calificándolas de chotas.
O los programas. Como Gran Hermano Choto, por mencionar algo como al pasar. O Desde el Llano y Hora Clave, que se encuentran entre los más superchotos, según mi modesta apreciación. Ni hablemos de sus conductores.
Pasa que siento que es choto de mi parte que me la agarre con la tele, ya que es muy poco lo que quedaría en pié.
Lo mismo que si comenzara a enumerar a algunos actores de la política.
Como para dar una idea de lo que me pasa, puedo mencionar que me basta con verlo- no digo escuchar lo que dice - a Rodriguez Larreta, para que casi reactivamente piense: “¡Pero que choto de mierda!”.
Ni que decir de los nefastos personajes que participaron activamente en el terrorismo de estado o los que defienden a los genocidas de la dictadura. La chota de Cecilia Pando sería un simple pero contundente ejemplo. Claro que, hablando de genocidas, los hay superrecontrarrechotos como Videla, Menéndez o Buzzi y tantos otros que ni quiero nombrar. Aunque, es cierto, cualquier calificativo es insuficiente para caracterizar a estos infames asesinos.
Y que decir de las numerosas cosas que pasan en el mundo o en nuestras simples existencias.
En el mundo.
Es choto lo que pasa en Japón y en Medio Oriente por ejemplo. Y en África, por supuesto. O todo lo que hacen o no hacen los grandes organismos internacionales para promover o intervenir “en salvaguarda de la paz “en los conflictos bélicos, según sus conveniencias. Y también el hambre, la injusticia y los abusos de poder. O que el Papa nombre obispo a un choto como Antonio Marino y no excomulgue a un rechoto como Grassi. Que Obama no cierre Guantánamo y otras tropelías por el estilo. Que los EEUU se digan luchar contra el narcotráfico siendo que el mayor consumo de drogas del mundo se da allí. Que Suiza se proponga como un ejemplo de democracia, cuando sus bancos están abarrotados del dinero y la riqueza de los mayores hijos de puta de este universo. Y si sigo con el tema a nivel global no termino más.
Y en nuestra Latinoamérica ni que hablar.
La pobreza, la indigencia, la contaminación, la deforestación, las migraciones forzadas, el desarraigo, el tráfico ilegal de seres humanos, el genocidio y la explotación de los pueblos originarios, las enfermedades evitables, los abortos y sus consecuencias, la trata, el abuso, la violencia., la corrupción, la discriminación, la xenofobia, son mas que recontrachotos.
De nuestro país mencioné algunas comunes al mundo y Latinoamérica, pero las hay otras que son autóctonas por no decir folclóricas tanto a nivel nacional, como regional y local. Por mencionar un hecho reciente que aún persiste: las elecciones aquí en mi provincia, Chubut. Vamos a ver si en otro lado logran superarnos en este grado de chotera.
Y tantas más.
Que muera alguien porque una ambulancia no llega a tiempo. El deterioro educativo. Los que dicen representar a los trabajadores y cobran retornos para no armar quilombo (y no refiero a la cámara oculta editada que mostraron los chotos de Clarín). Los que putean contra el INDEC pero se hacen los boludos cuando hay aumentos que los benefician. Los que se creen patriotas por ser “malvinenses” y no se les mueve un pelo viendo como se llevan las riquezas petrolíferas o hacen pelota el mar y la tierra con la depredación y la minería. Los padres, madres y también, hay que decirlo, los hijos abusadores, como asimismo abuelos, tíos, primos, cuñados y la familia tutta. Los que abandonan a los ancianos. Los que piden orden y seguridad y te pasan por arriba con sus cuatro por cuatro al menor descuido. El maltrato en las instituciones. Las patotas sindicales. Y aquí también sería de nunca terminar.
Claro que también hay artistas chotos, películas y libros chotos, comidas chotas, música chota. Y: jueces, abogados, porteros (casi una redundancia), médicos, psicólogos, odontólogos, veterinarios, artesanos, choferes, profesores, jardineros, mozos, albañiles, electricistas, dibujantes, marineros, buzos, escritores, mecánicos, bomberos, panaderos, almaceneros, peluqueros, gerentes, contadores, ingenieros, fotógrafos, escritores, quiosqueros, boxeadores, cocineros, en fin, cualquier rol, profesión o actividad humana a la que se le puede aplicar el concepto. Sin dudarlo.
Razón por la cual, ahora sí, por una cuestión de espacio y de tiempo, dejo al lector agregar lo que considere conveniente.
Ah! Y todo lo contrario sería, para mí: no choto.
Miguel Angel de Boer
Abril 2011
(*) Según me recordó mi amigo Sergio Bufano autor, junto con Jorge Perednik, de el Diccionario de la Injuria , publicado por Editorial Losada, 2005: Choto,a. adj.(arg) Feo, sin gracia, ridículo, zonzo, tonto, de pocas luces. Bolas, bolastristes, boludo, huevón, pelotudo. También achacoso, viejo. Agregando que: “ Siempre estuve en desacuerdo con el adjetivo. ¿Por qué? Porque choto es también sinónimo de pene, verga, pindonga, pingalocaes también sinónimo de pene, verga, pindonga, pingaloca, polla, pito, pichabrava, falo, pedazo, corcel brioso, pichula, pija. En el caso de utilizar Pija, se trata de un adj. y sustantivo para denominar a la persona astuta, pícara, avivada. Hacerse el pija es alardear de vivo y experimentado “. (Gracias por el aporte Tano).
Miguel: Me he reido con tu entrada, pero es tan cierto todo lo que decís...hay tantas cosas chotas...y lo de Suiza yo, aunque haya nacido alli, lo digo siempre! Los nazis no la invadieron porque la usaron para poner todo lo que robaron...y los traficantes, etc.etc. En fin esta entrada me gustó tanto que voy a ver que mi nuera la vea y mi hijo tambien!
ResponderEliminarUn gran abrazo, estoy contigo!
Me alegra que la puedas compartir con el humor que tantas cosas serias nos requieren a veces
ResponderEliminarUn gusto que lo compartas
Abrazo!
Miguel , JA JA vas a decir que choto el comentario de amelia . Pero si yo llego a decir eso a mis ortodoxas pacientes de San Luis , me excomulgan . Por cierto hay valiosas excepciones.
ResponderEliminarBueno lo importante es que la risa es buena para la salud.
Mis saludos. amelia
Es la primera entrada que veo desde que encontré este blog.
ResponderEliminarMe resulta sorprendente que pueda lograr un texto tan largo e interesante partiendo de un sólo "adjetivo", así que ya puedo afirmar que es una alegría haberlo encontrado.
Del post: Me gustó mucho, aunque hay algunos puntos en los que no coincido.
- Aborto, lo quiero legal y seguro.
- Malvinas, no me parece que tengamos que seguir peleando por esas islas cuando nos están robando la Patagonia. ¿De qué nos sirven esas tierras si al petroleo igual se lo llevan los ingleses o los chinos?
- El Papa, es un super choto. Él censuró a su gente, hace unos años les pidió guardar en secreto los casos de pederastía para no ensuciar el nombre de la Iglesia. Él debería estar frente a una corte internacional.
- Buzzi en la misma linea que Videla me parece una exageración muy grande (muy chota), si es que hablamos del Buzzi comodorense sino perdón por mi ignorancia.
- Fraude Chubut: En el mundo nos han superado en fraudes electorales y de hecho, algunos han ido más lejos y han instaurado gobiernos eternos.
Pero bueno, eso ya tiene que ver con ideas personales y no con la idea central del post.
De todas formas, coincido en todo lo demás.
Yo agregaría el maltrato animal, que de eso tenemos bastante.
En fin, seguiré por estos lados.
Saludos!
Me gustó mucho el post!
ResponderEliminarIboo, estoy seguro de que el Buzzi al que se refiere Miguel es el represor tucumano.
Perdón entonces :)
ResponderEliminarGracias por los comentarios...Y si... al Bussi (con doble ss no con doble zz) que me refiero es al genocida de Tucumán!
ResponderEliminarabrazos
Hola y congratulaciones por tan creativo post.Un placer regresar siempre y mil disculpas por no poder acudir antes, a tu gentil invitación.
ResponderEliminarFelices Pascuas
Abrazos y besos fraternos
Raquel Luisa Teppich
Gracias Raquel.
ResponderEliminarAbrazo