domingo, 6 de septiembre de 2015

Mi testimonio en el libro "Genealogía del recuerdo (Hacer aparecer las siluetas)" de Angelina Uzín Olleros (*) (**)



Seguir trepando la vida

Miguel Angel de Boer


Psiquiatra. Autor del libro Poemas y canciones.


¿En qué circunstancias usted ha tenido relación con la desaparición forzada de personas?

Indirectamente por primera vez en el año con motivo de la desaparición de Martins y Centeno a fines del 71 y luego el matrimonio Verd, Pablo Mestre y Mirta Misetich por ser los primeros desaparecidos que tenían que ver con la militancia de aquel entonces. Posteriormente durante la dictadura militar de 1976 a raíz de su accionar, en relación a amigos y compañeros que fueron apresados y de los no se tenía noticias. Aunque en realidad hube de enterarme realmente de lo ocurrido, su desaparición forzada, a partir del Juicio a las Juntas, y más precisamente por la publicación del Diario del Juicio, donde por primera vez supe lo que realmente había ocurrido. Tal el aislamiento en que me encontraba en la ciudad en donde vivía (y vivo aún) debido al control ejercido por las fuerzas de seguridad sobre mi persona durante todo ese período.

¿Cuál ha sido su situación en la dictadura de 1976: preso político, detenido desaparecido, exiliado?

A partir de los primeros meses del golpe fui detectado (al no haber podido concretar mi intención de ir al exterior luego de obtener mi título de médico) en razón de que se promovió mi nombramiento en el hospital estatal al que asistía circunstancialmente, lo que motivó mi expulsión y la aplicación de la llamada Ley de Seguridad.  A partir de entonces padecí un verdadero insilio, en el sentido de estar exiliado en mi propio país, debiendo soportar persecuciones, interrogatorios, amenazas, con un severo control en mis actividades y relaciones personales. Todo lo cual fue atenuándose con el correr de los años. He narrado esta experiencia en el texto “Breve relato de mis vicisitudes como terapeuta durante la dictadura militar”, que presenté en el 1er Congreso de Salud Mental y DDHH organizado por Madres de Plaza de Mayo.

¿Cómo define usted a la víctima, en su caso, y a partir de qué momento fue una víctima del Terrorismo de Estado en Argentina?

Considero como tal a todo aquel sobre quien se ha ejercido un efecto destructivo (físico, moral, mental, afectivo, económico, etc.) desde un lugar de poder, fuere cual fuere, dada la posibilidad, valga el término, de hacerlo. En tal sentido lo fui desde el momento en que se produjo el golpe, tanto directa como indirectamente. Aunque ya había padecido la cárcel y la tortura con anterioridad, pues estos métodos se aplicaron con mucha anterioridad al golpe del 76 y fueron, en gran medida, un preludio del mismo.

¿Cuándo deja usted de ser o de sentirse una víctima?

Nunca. Lo que no es lo mismo que superar la victimización, es decir, la identidad en que la uno es sumido en una situación traumática padecida, o sea su superación. Precisamente uno de los objetivos del Terrorismo de Estado fue no solo la aniquilación de los que consideraba sus oponentes, sino la de victimizar a los sobrevivientes y a la sociedad toda, como modo de impedir a largo plazo su cuestionamiento y más aún su derrocamiento y por sobre todo, la prosecución de un modelo de sometimiento mas allá de su propia existencia o ejercicio del poder por sus propios medios.

¿Ha participado en los Juicios a las Juntas o en los Juicios que se reabrieron después de la anulación de los indultos?

Si bien me fue planteada tal posibilidad en caso de ser necesario no he participado en ningún juicio hasta el momento.

¿Qué momentos pos dictadura destaca como más relevantes con relación a la justicia: el Juicio a la Junta Militar y la creación de la CONADEP; la anulación de las Leyes de Punto Final y Obediencia Debida, la anulación de los Indultos? ¿Por qué motivo ha elegido esa opción?

Todas fueron relevantes, tanto positiva como negativamente, aunque personalmente – y en mi práctica profesional también lo vivencié con pacientes afectados que atendía en ese momento– los Indultos fueron tremendamente impactantes por sus efectos traumáticos, así como su anulación tuvo efectos sumamente reparadores.

Una víctima ¿deja de ser víctima en algún momento o su destino será siempre marcado por ese momento de total indefensión?

Retomando lo que respondí en la pregunta 4, creo que nunca, pero sí la posibilidad de no quedar victimizado, dependiendo esto de la intensidad de lo vivido y de los recursos para tolerarlo y para su elaboración posterior, donde la Memoria, la Justicia y el castigo a los victimarios, esto es, la no impunidad por los actos cometidos, son factores de suma importancia para ello.

¿Cuál es la responsabilidad de la sociedad civil frente al reclamo de justicia por parte de los damnificados, los familiares y la restitución de hijos?

Varía según los distintos momentos o etapas y también los distintos sectores. Ha sido en parte víctima y en parte cómplice. Décadas de sometimiento y autoritarismo (ideológico, político, económico, religioso, cultural) posibilitaron las tremendas experiencias vividas. Pero sin lugar a dudas cuanto más profunda y amplia la toma de conciencia del conjunto, mayor posibilidad de que el reclamo logre concretarse satisfactoriamente.

¿Qué palabras destacaría usted con relación a su experiencia o a la de sus familiares en la historia reciente del país signada por la Dictadura en manos de genocidas?

               Con este poema de mi autoría:

RIMEMBERES

TIEMPO

Si te preguntan

cuanto te tuvieron
cuanto te torturaron
cuanto hace que te pasó  
                       
Es porque ignoran 

que allí donde se vive la muerte
                                              los días
                                                       las horas
                                                                los minutos
                                                                       los segundos
                                                                               son fugaces y eternos


ACLARACIÓN

Lo que ustedes tienen que entender
es que:
            como se portan mal
            les tenemos que hacer chas chas en la cola

Y…ahora hablá pibe…o te reviento…hijo de puta…!!!


 HIGIENICOS

I

Uno de ellos
agotado
dejó de pegarme
y se puso a lavar la vajilla
       (la puta que los parió,  aquí nunca limpia nadie)
Luego
acomodó las cosas
se secó las manos mirándome
con la mirada mirona
y continuó apaleándome
me / ti / cu / lo / sa / men / te

II

Me voy a dar una ducha dijo
          mientras se secaba la frente
          (tras haberlos torturado salvajemente)
porque si hay  algo que no soporto es este olor a judío de mierda que se  me impregnó en la piel

Regresó al rato
más fresco
y de muy buen humor


dios

En el preciso instante
de infligir
               el máximo dolor

un orgasmo


RESISTENCIA

Estaban convencidos de que resistía
porque me consideraban
            ideológica/política/moral/física
            y mentalmente
            fuerte
En tanto yo evocaba
            con mi cuerpo desolado
el ruido del mar
acariciando la arena y el pedregullo de mis playas

y una frescura luminosa penetró en mi pecho
encegueciendo de vida a la muerte


CUESTIÓN

El asunto es como lograr
seguir siendo
en medio del atroz desamparo del espanto


MONTAND

Cuando me los cruzo en la calle
me acuerdo de Ives Montand en La Confesión

Y siento pena
              por él

              por Montand


PARA COLMO

Uno cree que después de eso
al menos ya no habrán  mas dolores
tan dolorosos
en la vida


LA REVANCHA

No olvidarla
No olvidarlos
No olvidarnos

Seguir trepando la vida
Cabalgarla
Revolcarnos en ella

Hasta dejarla exhausta
De tanto vivirla


 (*) Editorial ARANDU. Goya, Corrientes. Argentina. 2015
(**) Presentado en el Centro Cultural de la Memoria Haroldo Conti (ex ESMA), Buenos Aires, el 27/08/15