Añoro un tiempo
allá en Caleta
donde la vida
no era nostalgia,
de alcohol y
fiestas
puertas abiertas
y un parque bello
donde jugaba
Tardes dormidas
aromas de algas
lanchas poblando
las verdes aguas,
mientras un bote
tendía sus redes
y un lobo inquieto
lo acompañaba
Trabajadores
sembrando frutos
abriendo huellas
para el mañana,
en pasarelas
o recibiendo
barcos insomnes
llevándose el alma
Mezcla de idiomas
y de costumbres
el mundo entero
tenía en mi
infancia,
gallegos tanos
o provincianos
y hasta un coreano
allá en la playa
Mas la langosta
arrasó con todo
matando verde
matando ganas,
hasta las casas
fueron deshechas
junto con ellas
las esperanzas
Me fui buscando
mi propia historia
y tu recuerdo
me acompañaba,
ahora te veo
sigues tan tierna
que las estrellas
danzan y cantan
No te acongojes
no desvanezcas
mujeres y hombres
aún te aman,
mieles del cielo
agitan olas
para que vibres
y así renazcas
Miguel Angel de Boer
(*) Poema que escribí hace ya varias décadas.
Caleta en la década del 50