jueves, 31 de diciembre de 2020

 

Este 2020

En el día del fin comienza el amor

todos se dan cuenta que van a dejar de ser

se aman entre todas las personas como si fuesen uno

se dan cuenta que todo es amor, me doy cuenta.

    

 

Manu de Boer

 

 

Cuantos sentimientos, cuantas sensaciones, ideas, imágenes, vivencias, se agolpan en este (otro más) “año que vivimos en peligro” que fue el 2020. Inolvidable. El miedo, la paranoia, la muerte, la locura ante lo imposible, rondándonos, cercándonos, tocándonos. Aquello que no debería hacer ocurrido nunca, ocurrió. Y nuestras mentes, nuestros corazones, solos o en compañía, agobiados hasta el límite de nuestras resistencias, pujando por seguir, por restañar y reparar, afrontando como pudimos y podemos lo que nos toca vivir. Y en este camino sinuoso, impredecible y con tinieblas y efluvios tenebrosos, pudo, y puede, el intenso pujar de la vida sobreponer su designio, no como opuesta a la muerte, sino como su continuidad. Y así como tantos se fueron (quedándose para siempre, oh maravilla) otros seguimos, y seguiremos, hasta que llegue el momento que otros nos sigan, estando nosotros con ellos. En tanto, el amor sigue “comenzando siempre”.

Miguel Angel de Boer

Diciembre 31, 2020

lunes, 18 de mayo de 2020

TANTAS (*)(**)


ABANDONADAS / DESAMPARADAS / DESHECHADAS

IGNORADAS

SUCCCIONADAS / CARCOMIDAS / DESANGRADAS

MUTILADAS

MALGASTADAS / APLASTADAS / MARCHITADAS

ESQUILMADAS

DESPRECIADAS / POSTERGADAS / SEGREGADAS

DEGRADADAS

SOCAVADAS / QUEBRANTADAS / DESGARRADAS

MORTIFICADAS

HUMILLADAS / PROSTITUIDAS / SOFOCADAS

ATORMENTADAS

SAQUEADAS / ESTAFADAS / CONDENADAS

ANIQUILADAS

VEJADAS / SOMETIDAS / INFAMIADAS

PROFANADAS

CRUCIFICADAS

TANTAS VIDAS

ESTAN

Miguel Angel de Boer

Comodoro Rivadavia, 13/07/99

(·) Dedicado a Miguel Angel Gatti y Walter Natera (miembros de la Comisión de Desocupados de la ciudad de Comodoro Rivadavia)

      (**) Publicado en Edic. Último Reino, 2003. Buenos Aires

 


domingo, 19 de abril de 2020

Testimonio de Agustín Marcó del Pont


Agustín Marcó del Pont (“Rengueche”) fue un querido compañero de estudios de medicina en Córdoba, con quien compartí, además, mucho de lo que aconteció en aquellos tiempos. Las luchas obrero-estudiantiles, las tomas del Clínicas, el Cordobazo, las asambleas en el comedor universitario, ir al cine Sombras o a la “Piojera”, entre otras tantas. Después continuamos por distintos caminos, pero con los mismos principios y convicciones con los que bregábamos por construir una sociedad distinta “sin explotadores ni explotados”. Nos volvimos a encontrar, por internet claro, muchos años después. Y fue con una doble e inmensa alegría: enterarnos de que habíamos sobrevivido a la Dictadura y de que compartíamos el amor por el ejercicio de la psiquiatría y la psicoterapia con el humanismo de siempre. En el 2010 Agustín viajó a Comodoro a dar el testimonio que aquí comparto. Vivimos días muy intensos por lo que esto significaba (fue el primer testimonio de este tipo en Comodoro) y porque los invité – a él y a Quique Di Mauro, gran titiritero gran-  a hacer presentaciones de títeres para los pacientes internados en psiquiatría en el Hospital Alvear y para los chicos de la Biblioteca de Barrio San Martin (lugar donde Mónica Baeza realizó la entrevista), con un espectáculo con el que venían recorriendo medio país.  Y, por supuesto, porque tuvimos bastante que hablar para ponernos al día, después de 30 años sin vernos. Transcurrieron pocos meses cuando me enteré- nuevamente de casualidad en la web en un chat con Quique-  que Agustín había fallecido de un infarto (*) en circunstancias de la conmemoración del Día de los Derechos Humanos en el Espacio para la Memoria ex Campo de Detención Clandestino, de Tortura y Exterminio de Córdoba La Perla. Nada más ni nada menos. Justo donde fueron víctimas tantos compañeros conocidos, entre ellos Raúl “El Negro” Trigo, amigo de Comodoro, por quien Agustín guardaba un gran afecto.  Fue entonces que no pude dejar de llorar desconsoladamente, pensando con dolor y angustia - como seguramente lo habrán hecho todos los que se enteraron, y ahora quienes vean este testimonio –  de la increíble metáfora que implica su muerte, no solo desde lo singular de un ser como Agustín, sino también de una pavorosa etapa de la historia de nuestro país.


(*) Tal cosa ocurrió, lo supe hace unos días, cuando se encontraba preparando un estand para el acto.

Nota: el nombre de quien se menciona en el video como Torres Molina, es Ramón, a quien también conocí en el fragor de la lucha de aquella época.

Miguel Angel de Boer
Comodoro Rivadavia, Abril 19, 2020.








sábado, 14 de marzo de 2020

Algunas consideraciones para el afrontamiento de la pandemia.




Parece ser que el coronavirus ha llegado para quedarse. Esto es: para expandirse sin que haya límite de tiempo previsible para su detención.
De ser así, el impacto que irá generando en lo político, económico, social será también progresivo. No sólo eso. También es de prever que habrá cambios sustanciales en las relaciones interpersonales, familiares; en lo educativo, institucional, deportivo, cultural, turístico, etc., es decir modificaciones en la percepción y por lo tanto en las conductas cotidianas.
En muy poco tiempo el mundo ha cambiado. La vertiginosidad es increíble y supera la capacidad habitual de la que disponemos para asimilarla. Cambio y vertiginosidad que, para colmo, parece, es para peor.

El miedo no es viral
Esto viene a colación de comunicadores sociales y referentes varios que sostienen que no hay que tener miedo, como si tal cosa fuera posible, descalificando tal emoción.
Por el contrario, cabe destacar que el miedo es una reacción normal frente a un peligro real y que constituye uno de los mecanismos de defensa más eficaces frente a una amenaza (el estresor). Es una de las primeras señales de que disponemos para detectarla y actuar frente a ella. Más aún, su negación (o no percepción) puede conllevar un riesgo para la sobrevivencia.
De modo que es saludable sentir miedo, y no es su presencia el problema sino lo que hacemos con el mismo (como lo procesamos). En otras palabras: lo conveniente no es desmentirlo, sino tratar “de no dejarse ganar por el mismo”, cuestión de actuar con la mayor lucidez ante la posible amenaza. Cuando el miedo “nos gana”, es cuando perdemos nuestra capacidad de adoptar las conductas adecuadas para afrontarlo.

Ansiedad
Es la inquietud psicológica correlativa a un temor no siempre determinado, y es la que suele permitir que se pongan en acción los procesos adaptativos tendientes a mantener la estabilidad. Como mencioné respecto al miedo, se torna en un problema cuando su intensidad y/o el tiempo de permanencia nos excede, tornándose en un síntoma patológico.

Pánico (*)
Se refiere a un estado sintomatológico cognitivo, emocional y corporal que se torna insostenible por el grado de sufrimiento subjetivo que implica, con dos temores predominantes: el miedo a enloquecer y el miedo a morir.

Estrés
Esta referido a un estado de tensión, a las repuestas del organismo frente a estímulos (estresantes), demandas o exigencias a los que está expuesto a los fines de mantener el equilibrio. No es un proceso lineal (a tal estímulo tal respuesta), sino que depende de numerosos factores tales como: la valoración o significado que el estresor tiene para el sujeto, los recursos de que dispone (o cree tener), la intensidad y/o persistencia en el tiempo del suceso, los factores concomitantes presentes (situación o estado previo, edad, experiencia, etc., apoyo o recursos del entorno familiar o social con los que se cuenta (continencia), entre otros. El estrés puede ser agudo o crónico según se produzca abruptamente o se instale de un modo persistente y prolongado (en este caso se desarrollan: una reacción de alarma, una etapa de resistencia y una de agotamiento). Cuando los síntomas se siguen manifestando luego de finalizado el evento, estamos ante un cuadro de estrés postraumático.

Coronavirus
Su instalación y extensión abrupta, impredecible en cuanto a percibir su contagio, la ausencia (aún) de una vacuna que lo detenga, reúne las características que movilizan nuestros miedos, nuestras ansiedades, la posibilidad de entrar en pánico.
No existe mayor peligro para el psiquismo que aquello que se vivencia (sea o no real) como amenazador, errático, incontrolable, invisible y cuyo efecto no se puede anticipar hasta que el mismo se produce. Eso de que cuando nos ocurre ya es tarde. Todo lo cual se expresa como una ansiedad persecutoria y catastrófica (dada la realidad catastrófica, reforzada por el bombardeo informativo catastrófico no siempre sustentado en un criterio científico serio).

¿Qué hacer?
Ni la minimización ni la magnificación son aconsejables.
Con lo que hay, alcanza. Y sobra.
Sí, hacer lo que se pueda. Los gobiernos, las autoridades, los funcionarios, las instituciones, los ciudadanos. A nivel individual y colectivo.
Tomar todos los recaudos posibles, con la información adecuada, de un modo realista.
Armarse de paciencia, y recurrir a la ayuda que corresponda ante la presencia de síntomas tanto físicos como psicológicos o emocionales.

Dr. Miguel Angel de Boer
Médico psiquiatra. Psicoterapeuta.
Comodoro Rivadavia, Marzo 12, 2020.

(*) El cuadro prototípico es la denominada Crisis de Angustia (o Ataque de Pánico) que aparece en muchos de los trastornos de ansiedad y que se caracteriza por:
        - Aparición temporal de miedo y malestar intensos, acompañada de cuatro (o más) de los siguientes síntomas, de inicio brusco y que alcanza su máxima expresión en los primeros 10 minutos:

                1) palpitaciones, sacudidas del corazón o elevación de la frecuencia cardíaca

                2) sudoración profusa

                3) temblores o sacudidas

                4) sensación de ahogo o falta de aliento

                5) sensación de atragantarse

                6) opresión o malestar torácico (en el pecho)

                7) náuseas o molestias abdominales

                8) inestabilidad, mareo (aturdimiento) o desmayo

                9) sensación de irrealidad o despersonalización (estar separado de un mismo, sentirse extraño)

                10) miedo a perder el control o volverse loco

                11) miedo a morir

                12) sensación de entumecimientos u hormigueos intenso

                13) escalofríos o sofocaciones

             

sábado, 15 de febrero de 2020

La 4 x 4



            Si usted querido amigo, amiga, estimado o estimada, es de los que ya hace
tiempo tiene una 4 x 4, casi le diría que no tiene necesidad de seguir
leyendo, porque, seguro, sabe perfectamente de lo que estoy hablando. Pero
si usted, querido amigo, amiga, estimado o estimada, es de los que, gracias
a los nuevos tiempos que corren, ha tenido la fortuna, la suerte, la
ventura, la dicha, el culo digamos, de ser el actual propietario de una 4 x
4, vale la pena que invierta (yo se que le gusta, que ama, que adora esta palabra)
unos minutos en estas reflexiones y/o sugerencias.

Porque no me diga que no le cambió la vida!
Usted, querido amigo, amiga, estimado, estimada, que hasta hace no muy poco
no sabia que iba a ser de su vida ( ni que hablar de cambiar de automóvil si
es que lo tenía) porque estaba desocupado o con el negocio casi en la
quiebra (o ya quebrado), o bien subsistía con un subsidio o de un Plan Trabajar. O
que tuvo que llevar a su familia a vivir a lo de su mamá. Santa vieja.
Si,usted: ¡que estaba en la lona!. O vos, joven argentino, que tenias que
manejarte a dedo o con el colectivo porque en la casa no entraba un mango, y
lo único que te alentaba a vivir era imaginarte que te ibas a poder ir de
este país de cuarta porque aquí estábamos en el horno. O usted, señora (¿se
acuerda?), que fue prácticamente el sostén del hogar y apenas le alcanzaba
para llegar a fin de mes y ahora puede comprarse las pilchas que le gustan como
quien compra cebollas. Si, usted, que ahora disfruta de lo que bien merecido
tiene, no se va andar ahora con chiquitas. Sino ¿para que sufrió tanto?, ¡que
joder!
Usted, ahora, con su flamante 4 x 4 (o flamantes, porque en una de esas ya
metió algunas camionetas más, via “lissing”, para prestar algún "servicio" a
alguna contratista o directamente a una operadora); usted, querido amigo,
amiga, estimado, estimada, tiene derecho a hacer lo que quiera. Y cuando
digo hacer lo que quiera, lo digo en todo el sentido de la frase. ¿Si?
En realidad, aunque voy a hablar de las conductas en el tránsito vehicular, todo
el mundo, hoy por hoy, hace lo que quiere. Una verdadera conquista
pos moderna.
Es como si los demás fueran invisibles: coches, motos, bicicletas,
triciclos, perros, gatos, liebres, ñandúes, guanacos, pingüinos, llamas,
alpacas, postes, semáforos, seres humanos o lo que fuere.
Pero si usted, querido amigo, amiga, estimado, estimada, tiene una 4 x 4
puede hacer lo que quiere mucho más que los demás. Mas aún, depende del modelo,
del valor de su 4 x 4. Porque cuando más alto su valor, más moderno su
diseño y más ostentoso su aspecto, mucho más puede hacer lo que se le canta.
Y no es por hacer una comparación odiosa o para pasar un chivo, pero no es
lo mismo un Eco XL Plus que la nueva Hilux con carroceria GOA y SRV
automático. O sea.
Supongo que va entendiendo.
Pero, vamos las posibilidades que se le ofrecen.
Velocidad. Usted maneje a la velocidad que quiera. Sea por la ruta o en
pleno centro. Lo importante es que llegue adonde quiera ir en el tiempo que
mas le plazca. Si usted quiere ir despacio, porque le sobra tiempo por
ejemplo, no importa que tapone el tránsito, que trabe la onda verde, que
genere algún embotellamiento o hasta algún accidente. Usted quiere ir
despacio, y va despacio. Los demás que se jodan. Para eso tiene una 4 x 4.
Si por el contrario quiere ir ligero, porque se le hizo tarde, porque tiene
una urgencia o porque se le da la gana, vaya ligero. Sea “off road”, a campo
traviesa o en una playa solitaria, o bien se tope en el medio de la ciudad con
una manifestación de inválidos. Haya mucho o poco tránsito. Estén los
semáforos en verde o rojo. Usted está apurado y viene en una 4 x 4. Los
demás que se hagan a un lado o que se la banquen si les da el cuero. Manga
de cagones.
Y ya que mencioné los semáforos. Para usted querido amigo, amiga, estimado, estimada, si, ¡para usted!: no existen. Los semáforos funcionan únicamente para los que no tienen 4 x 4. O sea únicamente para la gilada, los pobres, los que todavía no zafaron, los marginales, los ciudadanos comunes. Los boludos, bah. En cambio, para usted no solo que no  existen los semáforos, sino que no hay norma o regla que tenga la obligación de respetar. Incluidos a los inspectores de tránsito, que (para las 4 x 4) están de florero.
Supóngase que usted quiera parar a comprar en un negocio que queda justo en
una esquina y no hay estacionamiento. Usted, querido amigo, amiga, estimado,
estimada, no dude en estacionar en la ochava. O en doble fila. No vacile en
abrir la puerta sin observar quien viene, que los que tienen que estar
atentos son los demás. ¿O van a decir que no vieron su increíble 4 x 4?
Vamos. O usted quiere estacionar y necesita retroceder. Usted retroceda. No se fije si algún distraído o distraída, de los que nunca faltan, no se percata de la maniobra. Lo importante es lo que quiere y lo que hace usted, no los demás. Y si pisa a alguno, que se
embrome. Demasiado avisado estuvo con la alarma y las luces. O que
pretenden? ¿Que tire una bengala? Manga de perdedores, envidiosos resentidos
de mierda.
Ni que hablar si lleva a su señora y tiene que bajar a hacer algo, aunque
demore. O alguno de sus hijos, cuando lo espera a la salida del colegio, a
la salida del cine, de un pelotero, de algún "ciber" o de una disco. Usted lo
espera. Como y donde sea. Los que vienen atrás que esperen también. Es más,
si no alcanza a estacionar del todo y puede meter el vehículo apenas de
culata asomando de punta a la calle, o tiene la posibilidad de subirlo a la
vereda, hágalo. Sino para que tiene una 4 x 4, ¿no?
¿Vio que me va entendiendo?
¡Ni hablemos en el caso de que, además, su 4 x 4 tenga vidrios polarizados!
¡Ahí, usted tiene mas impunidad que Georgie Bush!
Haga lo que se le cante el forro.
No ponga guiños, no use la bocina, no respete colas para cargar combustible,
mándese adelante en los semáforos, pase a los demás vehículos en la ruta por
la derecha, frene de golpe, estacione donde quiera, cáguese en los carteles
indicadores, vaya con la música al mango, deje asomando el soporte del malacate o el
gancho del carro de la cuatri, aunque haga pelota sobre todo a los coches
chicos. También puede aparearse a otra 4 x 4 y conversar de cualquier
boludez, a la mayor lentitud posible y si es en una hora pico, mejor. Y si
le tocan bocina, lentifique aun más la velocidad que tiene mas gusto.
En fin, el pobre de Bush esta atado de manos en Irak al lado de todo lo que
usted puede hacer, apreciado propietario.
¡Porque usted querido amigo, amiga, estimado, estimada, tiene nada menos que
una 4 x 4!
Porque usted querido amigo, amiga, estimado, estimada, es, que duda cabe, el
que la tiene mas larga.


Miguel Angel (shortie) de Boer

Comodoro Rivadavia, Enero, 2007


miércoles, 29 de enero de 2020

Ensayo (*)


A medida que se acercaban las cinco de la tarde decidí apurar el paso porque presentí que pronto sucedería. No recuerdo si era feriado o un fin de semana, pero sí que tenía dos pases para ir a un espectáculo que daban esa noche. Venía del centro, donde la gente - como lo hacía habitualmente - parecía disfrutar de esa calma tarde, pues si bien la mayoría estaba al tanto, casi todos preferían descreer que algo pudiera ocurrir. Conforme transcurrían los minutos, mi ansiedad - esa que surge cuando una situación temible parece inevitable - iba en aumento, y yo me esforzaba por pensar en otra cosa para que no me superara el pánico. En casa, mi hijo me estaba esperando. Ya antes había intentado explicarle lo que, suponía, iba a suceder, lamentando más que nunca la ausencia de su madre, que se encontraba en el exterior por razones de trabajo. Por suerte lo encontré tranquilo (tomaba todo como un juego), lo cual atemperó mi angustia. Salimos de inmediato, tomados de la mano, con un bolso (o una mochila, no lo recuerdo) cada uno, donde llevábamos lo indispensable para estar uno o dos días fuera de casa porque, no sé porque motivo, creía que así tendríamos más posibilidades. Habíamos recorrido unas tres o cuatro cuadras cuando me encontré con dos amigas que hacía mucho no veía, con una de la cuales había tenido un apasionado romance que recordaba con ternura. Cuando me preguntaron adonde íbamos y más que nada para no perder tiempo (y porque sentí que, al fin y al cabo, les estaba confirmando algo que ya sabían), les respondí sin muchas vueltas sugiriéndoles que se alejaran cuanto antes, por lo menos hasta una distancia como la que hay de acá a Rada Tilly. (No sé si lo mencioné, pero estábamos en Km 3, frente al comedor bailable comunitario, donde antes estaba el Museo del Petróleo). Luego seguimos caminando, con mi pibe, sin una dirección clara. Mi idea era encontrar, lo antes posible, un sitio que nos protegiera, porque ya no había tiempo de hacer más nada. En realidad, nadie sabía lo que iba a acontecer. Las autoridades negaban toda posibilidad, supongo que a los fines de no generar una psicosis colectiva. Yo no me imaginaba, por la rapidez con que se desarrolló todo, que medidas podrían haber tomado para evitar peores consecuencias. Fue al llegar a la altura de donde, según mi viejo, alguna vez funcionaron los Talleres de YPF (antes de la primera privatización), cuando sentí que nos envolvía un silencio absoluto, tenebroso. Mi hijo me miró asustado. De pronto todo se ensombreció, opacándose el cielo vertiginosamente. Atiné a cubrirle la cabeza con la capucha de la campera y lo abracé con fuerza agachándonos contra la pared para protegernos. Al mismo tiempo irrumpieron, de un modo anárquico, infinidad de relámpagos, mientras persistía, mudo, el silencio. Instantes después él levantó la cabeza como para confirmar si yo también lo sentía: no era un temblor, apenas una vibración, como la que se percibe cuando algo estalla muy lejos. Lo que ocurrió después me resulta muy difícil describirlo. Un destello iluminó todo y vi que la carita se le cubrió con unas manchas polvorientas de un color amarillento. No sé porque pensé en azufre y dudé en limpiársela con mis manos, pues no sabía si era preferible no tocarlas. Pero, en verdad, apenas alcancé a pensarlo, porque comenzó a caer una fina llovizna - con un hedor metálico - que más que mojarnos nos iba resecando la piel (y el
cabello) y solo temíamos (después él me dijo que también lo pensó) que nos lastimara. A mí, lo único que me preocupaba era que siguiéramos vivos, con la esperanza de que si moríamos no sufriéramos, al menos mi hijo, innecesariamente. Después el rostro se le enrojeció – aunque mucho más donde o tenía las manchas - y un calor intenso nos asfixió casi hasta el desvanecimiento. Estaba intentando incorporarme cuando comencé a escuchar gritos, bocinazos y estruendos y pese a que me sentía exhausto lo subí sobre mis hombros, a caballito, para facilitar mi marcha. Nos dirigimos hacia la Tehuelches y vimos que había incendios por todas partes. Algunas personas corrían, desesperadas. Otras estaban quietas, perplejas. Se oían sirenas mezcladas con llantos y también distintas órdenes y, por momentos, música. Algunos aprovechaban para entrar a negocios abandonados para sacar mercadería a pesar de que los heridos eran numerosos. Un perro, que había quedado ciego, caminaba a los tumbos.
Ya era de noche - aunque es difícil precisarlo - cuando logramos retornar a nuestra casa. Mientras nos sacábamos la ropa pensando en cómo limpiarnos, me sentí invadido por una profunda amargura, y también, para que negarlo, de bronca y de culpa por no haber tomado más precauciones, como salir de Comodoro mucho antes o, al menos, enviar a mi hijo con el hermano que estaba estudiando en la Universidad de Neociencias en Catamarca. Me dio mucha pena por él que era tan chico. En cuanto a mí, con tantas cosas vividas, poco me importaba.
Y también pensé: al final siempre lo mismo, estos hijos de puta hacen las cagadas y nosotros terminamos pagando el costo y encima nos hacen sentir culpables.
Y a más de un año sigo tratando, aunque confieso que me cuesta, de no caer en esa trampa.
Creo que es hora de que hagamos algo.

Comodoro Rivadavia, 23 de Octubre de 2022.

Último momento
URGENTE:

17- 8 - 2021 - Comodoro Rivadavia - Chubut - Argentina

Agencia de noticias

Información proveniente de esta ciudad patagónica, da cuenta de que finalmente se produjo el ensayo nuclear sub-moderado acordado por las autoridades gubernamentales nacionales con los EEUU, con la finalidad, según voceros, de evaluar los efectos del mismo en caso de ser necesario su uso, en los denominados Procedimientos Excepcionales de Disuasión por la Paz
Civil, en otras áreas del planeta.
Si bien se adujo un accidente, se sabe por fuentes extraoficiales que la prueba fue producto de las negociaciones que se realizaron a cambio de reducir, en parte, la abultada deuda externa que Argentina tiene con dicho país.
A pesar de las lamentables consecuencias que debió padecer la población, tanto miembros del gobierno como de la oposición no pudieron disimular su alegría por los resultados. A pocas horas de ocurrido el hecho, el mercado ha reaccionado favorablemente y se espera que siga ese curso positivo.
En tanto, y hasta que no se realicen las evaluaciones correspondientes, todo tipo de tránsito hacia Comodoro Rivadavia y su zona de influencia ha sido suspendido, aunque se presume que en muy poco tiempo serán reanudados.

Miguel Angel de Boer
Comodoro Rivadavia, Agosto, 2001.

(*) Escribí y difundí este cuento un mes antes del atentado a las Torres Gemelas. En la versión inicial la represalia se debía a que un grupo comando de la comunidad sirio-libanesa había estrellado un helicóptero contra el Empire State, lo cual deseché por parecerme demasiado fantasioso.