Agustín Marcó del Pont (“Rengueche”) fue un querido
compañero de estudios de medicina en Córdoba, con quien compartí, además, mucho
de lo que aconteció en aquellos tiempos. Las luchas obrero-estudiantiles, las
tomas del Clínicas, el Cordobazo, las asambleas en el comedor universitario, ir
al cine Sombras o a la “Piojera”, entre otras tantas. Después continuamos por
distintos caminos, pero con los mismos principios y convicciones con los que
bregábamos por construir una sociedad distinta “sin explotadores ni explotados”.
Nos volvimos a encontrar, por internet claro, muchos años después. Y fue con
una doble e inmensa alegría: enterarnos de que habíamos sobrevivido a la
Dictadura y de que compartíamos el amor por el ejercicio de la psiquiatría y la
psicoterapia con el humanismo de siempre. En el 2010 Agustín viajó a Comodoro a
dar el testimonio que aquí comparto. Vivimos días muy intensos por lo que esto
significaba (fue el primer testimonio de este tipo en Comodoro) y porque los
invité – a él y a Quique Di Mauro, gran titiritero gran- a hacer presentaciones de títeres para los
pacientes internados en psiquiatría en el Hospital Alvear y para los chicos de
la Biblioteca de Barrio San Martin (lugar donde Mónica Baeza realizó la
entrevista), con un espectáculo con el que venían recorriendo medio país. Y, por supuesto, porque tuvimos bastante que
hablar para ponernos al día, después de 30 años sin vernos. Transcurrieron
pocos meses cuando me enteré- nuevamente de casualidad en la web en un chat con
Quique- que Agustín había fallecido de
un infarto (*) en circunstancias de la conmemoración del Día de los Derechos
Humanos en el Espacio para la Memoria ex Campo de Detención Clandestino, de
Tortura y Exterminio de Córdoba La Perla. Nada más ni nada menos. Justo donde
fueron víctimas tantos compañeros conocidos, entre ellos Raúl “El Negro” Trigo,
amigo de Comodoro, por quien Agustín guardaba un gran afecto. Fue entonces que no pude dejar de llorar
desconsoladamente, pensando con dolor y angustia - como seguramente lo habrán
hecho todos los que se enteraron, y ahora quienes vean este testimonio – de la increíble metáfora que implica su
muerte, no solo desde lo singular de un ser como Agustín, sino también de una
pavorosa etapa de la historia de nuestro país.
(*) Tal cosa ocurrió, lo supe hace unos días, cuando se
encontraba preparando un estand para el acto.
Nota: el nombre de quien se menciona en el video como Torres Molina, es Ramón, a quien también conocí en el fragor de la lucha de aquella época.
Miguel Angel de Boer
Comodoro Rivadavia, Abril 19, 2020.
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