Quienes
presenciamos la confesión del ex-oficial de la Armada Adolfo Scilingo a través
de los distintos medios, no hemos podido escapar a la perplejidad y al impacto
emocional que generaron sus revelaciones.
Re-velación
en todo el sentido del término, en tanto descubrimiento de lo previamente
velado, de lo que se ha ocultado.
Porque
si bien los hechos relatados por Scilingo han sido fehacientemente comprobados
con anterioridad, es ésta la primera vez que los mismos son reconocidos por
parte de un ejecutor, de boca de uno de los victimarios de las desapariciones
(esto es: la muerte negada) - previa
tortura - de miles de personas, de miles
de seres humanos.
Mucho
se ha hecho en el campo de la psiquiatría y psicología en cuanto a las consecuencias
que padecen las víctimas de los más crueles y aberrantes actos lesivos a la
condición humana. Numerosos estudios, investigaciones y una vasta experiencia (y
aquí la palabra "vasta" no es un mero eufemismo) en la atención a
sobrevivientes de los tantos genocidios y / o guerras "sucias" que
han asolado a la humanidad, posibilitaron la comprensión y el abordaje de las
múltiples secuelas que deben sobrellevar y afrontar quienes vivieron el espanto
en carne propia.
Pero
poco es lo que se ha hecho en cuanto al esclarecimiento de los motivos que
posibilitaron la organización y planificación racional de la destructividad de
parte de los seres humanos hacia sus semejantes y el modo de evitar la
reiteración de situaciones similares.
"Somos
seres humanos y los que tirábamos eran seres humanos", dice Scilingo en la
entrevista con Mariano Grondona.
Ni
extraterrestres, ni monstruos, ni animales: seres humanos son los que han
cometido y cometen las más siniestras vejaciones a sus semejantes.
Seres
humanos muy singulares, sin lugar a duda.
Los
Psicópatas ( a los que no se debe confundir con los psicóticos ) son individuos
que padecen un severo trastorno de la personalidad.
Entre
sus principales características se pueden señalar: la intolerancia a la
frustración y a la angustia, la tendencia a la acción como sustituto de la
incapacidad de pensar, la anestesia afectiva y emocional encubiertas por la
racionalización, la ausencia de sentimientos de culpa y por lo tanto de la
capacidad de arrepentimiento, la subyacente extrema dependencia (detrás de la
aparente autoseguridad y omnipotencia) hacia los demás - en tanto objetos
concretos de sus necesidades y fantasías más perversas quienes son manipulados
según sus conveniencias, la incapacidad de amar debido a la agresividad
destructiva que contienen (sadismo), entre otras.
Imposibilitados
de asumir sus propios conflictos, se relacionan persecutoriamente con la
realidad, a la cual no discriminan objetivamente.
"Locos
lúcidos" o "inmorales sociales" según la terminología con que
intentaba definirlos la psiquiatría clásica, las personalidades psicopáticas
son concientes - y esto los diferencia de los psicóticos - de sus actos, es
decir que comprenden la naturaleza de los mismos, por lo que son imputables
desde el punto de vista jurídico. Dicho en otras palabras: saben que están
haciendo daño, que están cometiendo una maldad, motivo por el cual necesitan
sustentar sus conductas en "razones" de distinta índole (ideológicas,
políticas, religiosas, etc.) que les sirva de justificación.
Hacen
lo que hacen "porque no queda otro remedio", "obligados por las
circunstancias", "porque alguien tiene que hacerlo", encontrando
el terreno fértil para canalizar su patología en el campo de la delincuencia,
en las guerras o en cualquier situación que les brinde una cobertura para
prestar sus "desinteresados servicios". En definitiva: siempre se ven
obligados a "actuar" (en el "fondo" son buenas personas)
Todo lo
hacen por el "bien" de los demás: de sus esposas, de sus alumnos, de
sus pacientes, de sus ciudadanos, de su Patria, en nombre de Dios o de Alah,
del orden o de la justicia. Lo hacen por "amor" (Videla dixit).
Cuando
no se cumplen sus objetivos, sea por falta de posibilidades o porque los
argumentos que justifican sus actos se diluyen, caen en severos desequilibrios
que intentan controlar mediante conductas adictivas - alcohol u otras
sustancias depresoras -, o bien buscando nuevas situaciones que les permita
seguir "en acción". Caso contrario, corren el riesgo de derrumbarse
psicológicamente.
Pero
son las acciones psicopáticas social e institucionalmente organizadas y
justificadas las que más dolor han infligido a la humanidad.
Aquellas
que periódicamente se hacen presentes en la historia, como para constatar la
evidencia de cuanto queda por hacer para transformar a ésta en una sociedad más
sana.
Tal vez
parte de la solución estribe en hacer todo lo posible para impedir que este
tipo de seres humanos detenten el destino de los pueblos, o al menos de que
ocupen funciones de poder, por el cual tienen una particular apetencia.
O en
todo caso, como seres humanos que son,
que sepan que les cabe la responsabilidad de sus actos, el castigo de la
justicia, el repudio de la comunidad y de la historia.
Y a los
que los promueven, justifican o son cómplices de que estos seres humanos lleven
a cabo tan deleznables atrocidades, también.
Dr. Miguel Angel de Boer
(*) Marzo, 15/03/95 , publicado en diversos medios gráficos
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