sábado, 26 de agosto de 2017

Breve reflexión acerca del orígen de las actitudes antiparticipativas (*)(**)


«Primero mataremos a los subversivos,
luego a los colaboradores,
después... a los simpatizantes
enseguida...a aquellos que permanecen indiferentes,
y finalmente mataremos a los tímidos».

General Ibérico Saint Jean
Gobernador de la Provincia de Buenos Aires
durante el proceso militar - Mayo 1977 



    Antiparticipación. En contra de la participación. Curioso término que
cobra vigencia para señalar actitudes o acciones que imposibilitan un
desarrollo pleno y dinámico de intervenciones que favorezcan la consolidación
del proceso democrático. Pero... ¿antiparticipación? ¿Por qué no
participación de signo contrario?
   ¿Por qué decir “antidemocrático” y no “pro-autoritario” o “autoritario”, o
“pro-golpista”, o lisa y llanamente “golpista”?
   ¿Es que acaso no se trata de lo mismo? Alguien que actúa antiparticipativamente
¿no está a la vez actuando autoritariamente, golpistamente? La elección
de una palabra y el modo en que se utiliza no es un hecho fortuito y el término
que aquí me ocupa no escapa a dicho criterio. Y bien. ¿Qué quiere decir, qué
significa antiparticipación?
   Fue consigna y objetivo del proceso que padecimos, no solo la eliminación
de toda oposición activa: el “enemigo” que atentara contra los intereses que
encarnaba; sino que dicho propósito se extendía a todo indicio, a toda posibilidad
de resurgimiento de proyectos que tuvieran el mismo sentido. Así, no
aniquiló tan solo a los enemigos “ciertos” y/o “sospechosos”, sino que su finalidad
estratégica contemplaba también la anulación de aquellos que eventualmente
podían llegar a convertirse en futuros opositores.
   Dicho en otros términos: no bastó con la muerte física de los “marcados”,
sino que se implementó la muerte mental de los “no identificados”, transformando
a la sociedad toda en un campo de batalla y en virtuales “delincuentes”
a todos sus integrantes.
   Pauta siniestra, que dejaba sin margen de defensa a todo aquel que pensara
en otros términos; casi, a la función de pensar misma. Ni aún la indiferencia
era garantía de sobrevivencia.
   Indiferencia: desinterés: que no hay atracción ni rechazo: que no importa.
Pero... si la indiferencia, en tanto conducta neutra, no alcanza, si la opción es
una imperceptible línea que demarca el límite entre “ser ganado por la causa” y
“ser del bando enemigo” y que no pasa por ser indiferente, ¿de qué modo salvar
tal situación? ¿cómo mantener una actitud y una conducta que no atraviese el
confín de una frontera imposible o, más aún, inexistente? Podríamos equiparar
indiferencia a no acción. Algo así como pasar desapercibidos, a hacer como
que no se existe, que se está vivo biológicamente; pero no, humanamente. Pero
esto no alcanza. “No debo pensar, no pienso; pero pienso que ni aún así estoy
a salvo, no debo pensar lo que pienso, ni lo que pienso de lo que pienso”. “No
estoy a favor, no se deben enterar; porque si no, aunque no hace falta, puedo
ser castigado muerto”. “No basta que no participe en contra, no basta que no
no-participe”. ¿Y si antiparticipo?
   Antiparticipar no es participar. Tampoco es participar del “otro lado”, pues
eso sería participación; aunque de signo contrario. Antiparticipar sería una
actitud que va mas allá, que intenta salvar fantásticamente una contradicción
ilusoria. Es un hacer no haciendo, es un no hacer haciendo. Es un mirar no viendo,
es un ver no mirando. Es un reír llorando. Es un llorar riendo. Es un amar odiando,
es un odiar amando. Es un decir mintiendo, es un mentir diciendo. Es un vivir
muriendo, es un morir viviendo. Es un ser no siendo, es un no ser siendo. Suerte
de escisión protectora, negación que guarece, desmentida que ampara. Suerte
de descerebramiento simbólico.
   Siniestro ominoso = espantoso que aTERRORiza = a: abominable.
   Siniestro = cambio de signo que posibilita que lo familiar se haga extraño
o lo extraño se haga familiar.
   Siniestro = que ocurre lo que no debió ocurrir nunca.
   Siniestro = que corresponde al lado izquierdo.
   Siniestro = zurdo.
   Siniestro-Siniestro (doblemente siniestro) = que sin pertenecer a la derecha
no debe pertenecer a la izquierda, pero tampoco al centro. S-S (aquí es usado
como abreviatura de doblemente siniestro y no como sigla que identificaba a
las tropas de asalto alemanas)
   Sigo:
   S-S = demostrar que no se pertenece a la izquierda, sin por ello ser de derecha,
ni de centro.
   S-S = la muerte (o la desaparición) física es una prueba de culpabilidad.
   S-S = estar vivo es sospechoso pues puede implicar que se piensa.
   (En la época de la caza de brujas existía un método de detección que consistía
en lo siguiente: se ataba a una persona de pies y de manos y se la sumergía en
el agua. Si se hundía era inocente, si flotaba era culpable, pues solo un brujo
podía flotar en esas condiciones. El castigo era morir en la hoguera).
   S-S = es necesario estar vivo, pero no demasiado.
   es necesario estar vivo-muerto,
   es necesario antiparticipar.
   Respuesta imposible a una consigna imposible.
   Los cuerpos se matan.
   Las ideas... ¿no se matan?
   ¿Cuerpos sin ideas?
   ¿Ideas sin cuerpos?
   Siniestro = ¿retorno de lo reprimido o represión de lo retornado?

   
   Miguel Angel de Boer


(*) Presentado en el III Encuentro de Alternativas a la Psiquiatría, realizado en Diciembre
de 1986
(**) Publicado en "Desarraigo y Depresión en Comodoro Rivadavia (y otros textos)". 1a, 2a y 3a Edición. Vela al Viento - Ediciones Patagónicas. 2011.