domingo, 16 de abril de 2017

Acá donde el viento brama (*)


El título viene a colación de la “película que se filmó en Comodoro” y que tuvimos oportunidad de ver hace algunos días, la cual significó, sin duda, un momento de nostalgia para quienes participamos de la misma.
Y digo “participamos”, porque fue la comunidad la principal protagonista de su realización. El anhelo de que todo saliera bien impulsó a que todos brindaran cuanto estaba a su alcance para lograr el objetivo imaginado.
Al verla, luego de tantos años, se agitan los recuerdos y todos podemos“leer” el argumento que más nos conmueve: el inexorable paso del tiempo plasmado en imágenes.
Pero más allá de las vivencias personales, voy a intentar una lectura simbólica que creo oportuna.

La “película”
Es sorprendente el modo en que están planteados los conflictos tanto individuales como sociales en torno al nudo principal: el descubrimiento del petróleo(sin querer abocarnos a determinar la veracidad real o no del argumento).
Descuella, en primer lugar, el “malo” Petersen con una brutalidad primitiva,rayana en lo grotesco. Brutalidad que es acompañada por la impunidad que deviene por una absoluta falta de integración del poblado (sin conciencia de comunidad), donde por cobardía o por conveniencias individuales, opta por la
pasividad o la sumisión. El otro personaje, una especie de cowboy intelectual aventurero,es el que resalta como testigo lúcido de los acontecimientos, optando por dar explicaciones de lo que ocurre, pero que tampoco actúa como protagonista activo.
Los otros personajes -la prostituta, la pequeña aborigen, el dueño del hotel, los obreros, Fuchs, Beghin- se ven atravesados por una violencia casi caricaturesca;por un apasionamiento que linda en la destructividad, en que la consigna pareciera ser sobrevivir como sea, sin el más mínimo indicio de solidaridad y cohesión. Cuando se produce un movimiento de conjunto, es a través de la manipulación y la irracionalidad.
El final se torna casi profético a la luz de como se desarrolló la “verdadera” historia desde aquel entonces.
A punto de descubrirse el petróleo, Petersen “moviliza” a la población para atacar a quienes considera sus enemigos: los que pueden atentar contra su principal sostén de poder; es decir, el monopolio del agua. En ese instante, cuando todo parece irremediable, aparece el aventurero junto a varios aborígenes
a quienes “agita” contra Petersen como asesino y genocida, quien trata de huir sin éxito.
Muerto el malo y cuando todo parece concluir, (el cowboy se marcha a retiro) surge el extraño oro negro, para alegría de sus descubridores y la indiferencia del “bueno-esclarecido” que, de espaldas al nuevo ciclo que parece anunciarse, vuelve al campo con la prostituta-madre arrepentida que está dispuesta a “caminar” a su lado.
Concluyo con una reflexión: Petersen, ¿habrá muerto en realidad?
La población, ¿logró convertirse en comunidad?. El petróleo que surgió ¿a
quién ha beneficiado?.
Sólo cabe una acotación: ¿y el agua?.

Miguel Angel de Boer
Comodoro Rivadavia, Chubut


(*) Publicado en  el libro "Desarraigo y Depresión en Comodoro Rivadavia  ( y otros textos)" , del cual hay 3 ediciones. El texto fue escrito en la década del 80.