Tal el número de
Expediente de la causa penal que se instruyó (el Juez
Adolfo Zamboni Ledesma) contra la Flaqui
, Mary, mi compañera y esposa es decir María
Haydée Rabuñal de de Boer, y a mí , cuando
fuimos apresados en los 70´. El mismo me fue enviado por Gloria de Rienzo de la
Secretaría de DDHH de Córdoba la semana pasada, y recién este fin de semana
pude leerlo en su totalidad, dada la cantidad de fojas que lo componen.
En tanto recorría las
mismas, numerosos recuerdos y emociones se agolparon en mi mente y mi corazón,
tanto de dolor como de alegría. Dolor por todo lo sufrido por la Flaqui y la
compañera que fue apresada junto a su esposo con nosotros. Con Mary, entonces, nos habíamos contado algo de
lo que nos pasó a cada uno. En esos días, tan vertiginosos e intensos, donde
durante nuestra encarcelamiento solo importaba salir en libertad, y luego, ya
libres, seguir con la militancia, todo se constituía en una vorágine que no nos
daba tiempo a nada. Pero seguramente el deseo de generar un dolor evitable,
hizo que no nos dijéramos todo, o si fueron dichas no se hubieran registrado
con claridad, como me doy cuenta que me pasó al leer ahora el Expediente.
Pero no solo los
testimonios y los hechos que se van sucediendo, con sus idas y venidas, que,
como le dije a Gloria en un mail donde le agradecí su envío: ¨leí no sin gran curiosidad, incertidumbre,
esfuerzo y emoción….Me encontré con
cosas que no recordaba, con otras que no sabía, las cuales hicieron que en mi
oscilara la conmoción, la risa, el dolor, la pena, la nostalgia y el sabor de
aquellos días, irrepetibles por su intensidad y plenitud, sin duda
incomparables¨, sino ver nuestras fotos de entonces, me impactaron profundamente
por la verosimilitud que de lo ocurrido da
cuenta el observar nuestros
rostros.
No porque antes no haya
tenido antes evidencias concretas de lo vivido, las cuales compartí en otro
relatos, sino porque en estas fotos, que
nunca había visto hasta ahora, percibo, en un instante, la conjugación no solo de lo que las mismas
expresan en el momento que fueron tomadas - en el Cabildo, luego de haber “pasado” por
el Departamento de Informaciones del
pasaje Santa Catalina – esto es el agobio de lo que habíamos
sobrellevado sino también la traumática incertidumbre de lo que podría
acontecernos de ahí en más. Aunque lejos estábamos de suponer lo que vendría.
Tal vez porque yo sé lo que viví, me detengo con
preferencia en la foto de ella y abruma un profundo dolor al contemplarla.
Con su mirada perpleja,
que transmite el horror vivido, la humillación padecida, junto al miedo, a la
bronca y la entereza frente a lo que pudiera
aún ocurrir. Con ese “desembellecimiento”
al que no nos exponían al sacarnos la foto en esas condiciones : maltrechos, sucios, hambrientos, agotados, desamparados.
Pero también siento que
nuestras imágenes se embellecen a la
distancia, increíble que hayan pasado
tanto años Flaquita, y yo recién viendo
ahora nuestras fotos en el expediente, leyendo tu testimonio, lo que pasó, lo
que te pasó, lo que nos pasó, y vos tan valiente, porque se te ve asustada,
triste, pero tan altiva a la vez, porque resistimos, porque no te doblegaron,
porque me protegiste, a mí y a los compañeros, y yo ya con 64(si como la canción
de los Beatles, te acordás), como no te voy a ver bella, como no voy a
emocionarme y sentirte presente, estremeciéndome como me estremecía cuando te
tenía entre mis brazos, cuando cantábamos juntos, cuando bailábamos, cuando
para nosotros la vida y la revolución eran todo uno, más sabiendo ahora
todo lo que pasó, incluida su muerte.
Con tiempo veré de
publicar algunos pasajes de este, para mí, documento histórico y personal. Pero no quería dejar pasar este momento para
compartirles algo tan conmovedor, como lo he hecho en otras oportunidades,
pronto a cumplirse (el día 10) un nuevo aniversario del Día de los Derechos
Humanos.
Miguel Angel de Boer
Comodoro Rivadavia ,
Diciembre 8, 2014.