En el último lustro
hubo 154 homicidios en Comodoro Rivadavia. Con un promedio de 30 homicidios por
año. Duplicando y hasta triplicando la media nacional de homicidios.
Durante el 2013 la
mayoría ha sido en ajuste de cuentas, entre personas o grupos con diferencias.
También hubo
homicidios en ocasión de robo en los que los asesinos salieron impunes. Las
marchas de justicia colmaron la ciudad. Y el asesinato de la niña Yasmin
Chacoma con violación y estrangulamiento, fue el resumen de la violencia
inusitada que vive la ciudad en estos tiempos.
Como analiza la
situación desde el campo de sus conocimientos?
Cabe aclarar que la violencia destructiva, es decir la agresividad cuyo objetivo es el
daño, que es la que nos ocupa, no es un
problema en sí mismo (1), dado que es la expresión de un sinnúmero de
factores que intervienen en su génesis, sostén y desarrollo: biológicos,
psicológicos, socioculturales.
Tendencias impulsivas, conflictos intra e interpersonales; modelos de
conducta; falta de contención familiar y/o social; la incertidumbre existencial
y vertiginosidad de los cambios que acentúan
la ansiedad y los ataques de pánico, la depresión, el estrés , las
adicciones; el empobrecimiento ético y moral (la corrupción y el soborno son
prácticas aceptadas y naturalizadas en nuestra sociedad); el deterioro y la
deshumanización que conlleva la desigualdad y la exclusión o el consumismo como
alternativa predominante de inclusión, son algunos elementos que intervienen en este complejo
problema que denominamos violencia.
En el campo de la salud mental, nos encontramos – al decir de un colega – en “la última línea de fuego”, esto es
afrontando mucho más las consecuencias que las posibilidades de actuar
preventivamente, lo que habla de la escasa importancia que se le brinda al
problema de la violencia, más allá de lo
que se diga al respecto. Existe una gran disparidad entre los conocimientos de que
se disponen y los recursos que efectivamente
se implementan. Precisamente esto es lo
que constituye y condensa la mayor de las violencias desde el punto de vista
institucional, social, político: se sabe pero no se hace, se llega tarde, luego
de que ocurrieron los hechos, en una reiterativa y agobiante sensación de
“película ya vista”, con todos los efectos que esto conlleva y que contribuye a
la potenciación de otras violencias. O para decirlo en otros términos: se tiene,
como los bomberos, ideas sobre cómo impedir un incendio, pero habitualmente se
interviene solo para apagarlo y por lo general no hay agua, y si hay no alcanza.
A qué se debe tanta
violencia en un lapso tan corto de tiempo y en una ciudad con relativamente
poca población? 154 homicidios en tan solo 5 años.
La violencia no es nueva pero se ha acentuado en los últimos
años, tanto en cantidad de hechos (no solo de delincuencia, sino en la vida
cotidiana) como en las nuevas modos en que se manifiesta. De la cantidad dan
cuenta las estadísticas, siendo que no se conocen todos los hechos que
realmente ocurren (por falta de denuncias entre otros factores). En cuanto a
las formas cabe destacar la magnitud, la
crueldad y el desprecio por la vida que se manifiesta cada vez con mayor
frecuencia y que no guardan relación con los hechos en sí, donde hay un
evidente desprecio por la vida, constituyéndose la muerte (homicidios, asesinatos) en un acto,
en un matar por matar sin una motivación clara ni un fin determinado, sino su
mera ejecución impulsiva, pulsional.
Los cambios que se produjeron a partir del crecimiento
económico y poblacional basados en la
explotación petrolera , cuestión fundamental en nuestra ciudad y región, por su
carácter extractivo, la desmesurada ganancia que obtienen las operadoras, la destrucción ambiental (y de la salud, no las enfermedades
laborales, sino que tenemos una de las tasas mal altas de cáncer atribuido
entre otras cosas a la contaminación por deshechos y productos químicos de las
capas freáticas) , las condiciones alienantes de los trabajadores y su
incidencia en la fragmentación familiar, las desigualdades salariales en
comparación con otros sectores de la población, el incremento de la
prostitución y numerosas otras
consecuencias que han producido un verdadero trastocamiento (y que han sido objeto de distintos textos de
mi autoría) (2), ha puesto a la
ciudad y la región en una situación disruptiva por no decir traumática, que conlleva
una adaptación forzada por la celeridad
con que se ha producido y se sigue produciendo, tanto para quienes vivían con
anterioridad como para quienes han venido atraídos por las posibilidades de
trabajo. Esto es que: en un mundo globalizado, a Comodoro le llegó la
globalización, exacerbando aún más sus contradicciones.
Globalización que se
caracteriza por un mercado (3) que actúa como regulador
predominante de todas las actividades
humanas, con valores que desestiman el
bien común en pos del lucro; la hipervaloración del éxito -entendiendo a éste
como la capacidad de consumir y de ofrecerse para el consumo - sin importar los
medios para alcanzarlo en desmedro del
trabajo y la educación; el individualismo y el sentimiento de pérdida de
pertenencia a una comunidad , el desarraigo y la vulnerabilidad identitaria que
se produce ante una reconfiguración que se vive como de una transitoriedad sin
límite y sin control (de ahí las manifestaciones xenofóbicas ante el colapso de
viviendas y servicios, por ej.); la fragmentación de la red social en
compartimentos estancos tanto a nivel individual como colectivo, donde no hay
acciones participativas hasta que no son afectados los intereses propios (la
asistencia a las marchas por distintos reclamos va aumentando en la medida que
va aumentando el número de víctimas, pero aun así no se integran en un
colectivo de peso)
Precisamente en Comodoro ya son cada vez menos los que no
han sido víctimas directas o que ya no se sienten amenazados por la violencia,
por lo que se torna cada vez más insostenible para la gran mayoría de la población la
negación de su existencia. Asimismo se ven cuestionados paradigmas como los de vigilancia y seguridad que han predominado hasta ahora por sobre los
de la prevención (con cámaras que registran, en el mejor de los casos, los
hechos delictivos una vez ocurridos), como así también la idea de que las soluciones podían ser individuales o privativo de algunos
sectores (la de aquellos que tienen la posibilidad adquisitiva para “armar” sus
viviendas como fortalezas) y no de acciones colectivas, comunitarias, sociales
y políticas, que son las que darán cuenta de una mayor efectividad en el
tiempo.
Cuáles son esos
factores psicológicos y sociales que influyen en el individuo para resolver
conflictos a fuerza de bala, cuchillo o golpes en cualquier lugar y hora?
Si en el mundo todo resuelve a través del uso de armas (tanto su venta
legal como ilegal constituye uno de los negocios que más redituables del
planeta) y siguen proliferando las de destrucción masiva. Si la “máxima
potencia” mundial pudo invadir y destruir un país y una región en base a una mentira (y
en estos días estamos presenciando la inminencia de una guerra en Ucrania). Si
constantemente los medios trasmiten escenas donde los actos violentos se
presentan con absoluta naturalidad (en horas de la tarde se pueden ver
películas donde los asesinatos, las violaciones, pueden ser vistos “en el
horario de protección al menor”, ante la indiferencia de quienes debieran
regular estas emisiones). Si las barras
bravas en el deporte y los grupos antagónicos en los gremios y sindicatos dirimen
sus problemas a los tiros. Si, además, no solo hay desinterés (en Comodoro aún
permanecen impunes numerosos delitos gravísimos, como las desapariciones
ocurridas “en democracia”) sino la más absoluta indiferencia (otro modo de negación)
ante lo que ocurre. Si la justicia está pauperizada en su función de autoridad
moral, y sospechada e identificada como una institución atravesada por la
ineficacia -como las fallas en los procedimientos que hacen posible la pérdidas
de pruebas- y/o la corrupción. Si el enriquecimiento de los funcionarios no
solo ocurre sino que se ostenta abiertamente (4), con absoluta impunidad.
Si, mencionando otros tipos de violencias, hay “ayudas” (salvatajes de todo
tipo) para bancos y empresas en situaciones de crisis, pero no para hospitales
y escuelas. Esto es: si las violencias reales (5) y simbólicas se manifiestan constantemente - en desmedro de un modelo de resolución de conflictos que
priorice el diálogo, la negociación, la mediación pacífica -, no solo que actúan
regulando las relaciones, sino que se constituyen e interiorizan como un
recurso de inclusión, reconocimiento y pertenencia, es decir, un modo de
sobrevivencia del ser (6).
Por más que se niegue, la violencia, la imposición por la
fuerza, el poder, son ampliamente
valorados en una cultura que promueve la
satisfacción inmediata e ilimitada de
deseos y pulsiones en contraposición a aquello en realidad la hace posible: la postergación
de los mismos en pos de la convivencia, basada en respeto a las normas y a la
ley. Más aún. Las soluciones que se proponen para resolverla son mayormente
violentas: pena de muerte, fusilamiento, castración, etc., así como se
considera a algunos de los hechos como soluciones adecuadas a la violencia misma (“está bien que se maten
entre ellos”, en referencia a un ajustes
de cuentas, por ej.).
En cuanto a los factores psicológicos y emocionales, tanto predisponentes como desencadenantes, serían largo de enumerar (personalidades impulsivas,
psicopáticas, entornos abusivos, etc.), y si bien muchos síntomas y
características psicológicas pueden ser predictores de futuras conductas
violentas ( tales como que haya una baja
de tolerancia a la frustración, un mal manejo de la agresividad, el uso de
sustancias, entre otras), constituye un error flagrante
hacer una correlación directa y causal entre alteraciones o trastornos
mentales o psicológicos y conductas violentas, pues no solo es discriminatorio y estigmatizante,
sino que encubre lo que la gran mayoría teme asumir y es que cualquier sujeto
“normal” puede tener conductas violentas, lo cual expone a un mayor riesgo, al
temor y a la amenaza que “patologizándola” . “Tranquiliza” pensar que quienes
cometen hechos aberrantes son “monstruos”, “bestias”, “lacras” y no personas, y que su “supresión” resolverá el problema
(una suerte de continuidad de la “Teoría de los dos demonios” en tiempos
democráticos), más allá de que, por supuesto, sin justicia y castigo efectivo, la
delincuencia se puede ver estimulada (7). No son los las “alteraciones” las
que generan violencia, sino que es una sociedad atravesada por la violencia la
que enferma mentalmente a sus integrantes y la altera.
De qué manera se
proyecta esa violencia social e inseguridad latente en la vida cotidiana del
ciudadano?
Algo he mencionado en las respuestas anteriores, pero cabe
agregar que el efecto más negativo es su naturalización, pues de ese modo se
perpetúa. Si bien su gran complejidad, es
fundamental entender que es un proceso social, humano y que todo
reduccionismo que pretenda “erradicarla”
es inviable como solución, lo cual conduce a un mayor descreimiento e impotencia,
al miedo persecutorio, fuente de mayores violencias.
Los cambios que estamos viviendo han llegado para quedarse,
tanto en sus aspectos positivos como negativos y solo aceptándolos se podremos
afrontarlos apropiadamente. Entender que lo que está pasando nos pasa a todos.
Que lo que ocurre muestra lo que somos, lo que hacemos, lo que
pretendemos. Los planteos bipolares, la
búsqueda de chivos expiatorios, el odio o la indiferencia solo conducirán a
empeorar la situación. Tarde o temprano habrá que optar entre el egoísmo o la
solidaridad, la discriminación o la integración, la responsabilidad o la indolencia.
Tarde o temprano habrá que optar entre convivir o conmorir.
Miguel Angel de Boer
Marzo 2014
(1) Entre
ellos “Apuntes sobre lo que acontece en Comodoro Rivadavia”, del cual en
Febrero del 2010 publicó un adelanto Diario El Patagónico.
(2) No se
trata de una sustancia, de un objeto sino de una manifestación, pues esta
concepción de la violencia en realidad la banaliza planteando soluciones
inconducentes (parecidas a la “lucha contra la droga”), pues por lo general
propone soluciones violentas (“más armas”, “más policías”, etc.) dejando de
lado lo verdaderamente sustancial que son las condiciones que la desencadenan.
Error que conduce equiparar violencia con delito y crimen (los “comunes”,
claro), dejando de lado otras violencias propias del sistema, que son su
sustrato. Se suele criminalizar la
pobreza siendo que la existencia de la
pobreza (no por falta de alimentos y riqueza, sino de su mala distribución) es uno de los mayores crímenes sociales, y los
pobres sus inexorables víctimas
(3) Mercado
que, ya que hablamos de violencia, fue impuesto brutalmente en nuestros países merced a las
dictaduras genocidas, dando lugar a que, ya en democracia, pudieran implementarse las políticas neoliberales
más extremas como por ej la
privatización de YPF – algo que no se realizó en ningún otro país con empresas
estatales similares - que no solo desmanteló a la empresa sino a todos un
sistema productivo, social y cultural en nuestra región. Es decir: la violencia
por antonomasia, la que es ejercida
desde el poder estatal. Mercado que,
vale destacarlo, tras una fachada de supuesta
desideologización, consiste en imponer un discurso único y hegemónico, que
impida todo cuestionamiento, crítica o alternativa a su existencia y en
consecuencia la resignación y el
sometimiento.
(4) Sería
interesante que así como se realizan investigaciones sobre la cantidad y tasa
de homicidios, se realizaran también otras que permitan informarnos de cuáles
son las tasas de actos de corrupción, del enriquecimiento ilícito, de subsidios
y prebendas a funcionarios y empresarios, lo cual nos dará un panorama más
amplio y una mejor orientación para entender muchas de los hechos que ocurren
en y con la vida del ciudadano común, como por ej. saber si tienen alguna
incidencia o interrelación con otros delitos como la prostitución, la trata, el
narcotráfico, las barras, entre otros.
(5) Realidad
que no es la única verdad, sino que esta mediada por las percepciones,
interpretaciones, ideas y creencias que
se tienen de ella, constituyéndose así
su “materialidad”, y que actúan, la más de las veces, inconscientemente.
(6) Pertenecer
a una banda delictiva, ser un
delincuente o un asesino, es preferible
a no ser nada, por cuanto apuntala una afirmación de la mismidad frente a una exclusión existencial que es mucho más
amenazante (subjetivamente) dado que se vive como irreductible.
(7) Como
en el caso de Pablo Barreto que fue
detenido y liberado dos veces por
delitos cometidos en un corto lapso de tiempo, luego de ser absuelto en segunda
instancia por el homicidio de José Luis
García en Enero del 2012.
http://www.elpatagonico.net/nota/235305-de-boer-el-efecto-mas-negativo-de-la-violencia-es-su-naturalizacion/