martes, 5 de abril de 2011

Otra vez


Tal el título de un poema que escribi con motivo del asesinato de los jóvenes Kosteki y Santillán en el año 2002.

Después hubimos de padecer muchas mas. Después tanta represión tanta. Tanta inusticia tanta. Tanto dolor tanto.
Y siempre la esperanza.
La puta esperanza de que algo de lo que pasa no sea en vano.
La porfiada esperanza de que el horror no se reitere. De que pueden haber tiempos mejores, gobiernos mejores, un pais mejor, una sociedad en la que se pueda vivir con dignidad.
Con una mejor educación, salud, trabajo.
Boludeces mínimas a esta altura de la historia de la humanidad.



Recuerdo que en “aquellos años” en que soñabamos y luchábamos por hacer la Revolución, un querido compañero – que por suerte sobrevivió a la masacre, maestro él – en una charla de esas que se daban en un alto de nuestra ininterrumpida militancia, hablando de lo que haríamos si lográbamos el triunfo, decía muy suelto de cuerpo: “mirá, la cosa es así: tomamos el poder y resolvemos la cuestión del trabajo, la salud y la educación y listo!”.“Son dos o tres boludeces que hay que resolver.¿No te parece?”.

Y a mí me parecía.
Y me sigue pareciendo.
Y por impedir que logrráramos concretar estas boludeces destruyeron a una generación.


Y por estas boludeces, otra vez, muere un luchador en la querida Neuquén.
Maestro él.
De apellido Fuentealba.
Fuente blanca.
Fuente de luz.


Y otra vez, intentan matar la esperanza.
(Destrozando cabezas. Y corazones.)
Y otra vez, esta seductora insaciable, tentándonos a no bajar los brazos.
A instarnos a que no sea en vano.
A no cejar.
Por tantos. Por Carlos. Por los compañeros.
Por nosotros.
Por todos.


Otra vez.


Miguel Angel de Boer

Comodoro Rivadavia, Abril 6, 2007.