miércoles, 17 de marzo de 2010

INTIMIDACION (•)

Amenaza. Atemorización. Acción tendiente a generar miedo.
Si desde épocas remotas el acto de intimidar se instaló en las relaciones humanas como un método de control y sometimiento, si la historia de nuestro país se vió impregnada por etapas donde el miedo se naturalizó despiadadamente, no caben dudas que desde el triste episodio del atentado a la AMIA nuevamente los argentinos nos sentimos agobiados por la posibilidad de que un acto de ese tipo pueda llegar a reiterarse.
Precisamente esa es la consecuencia que promueve el terror cualquiera sea su origen: desencadenar ondas expansivas que se proyecten en el tiempo buscando vulnerar el sentimiento de protección y seguridad indispensables para que una sociedad pueda sentirse cohesionada como si misma. Lo contrario: el desamparo, la dispersión y el pánico, generan en el imaginario social la convicción de que todo es posible, de que todos somos blancos móviles expuestos a la azarosa posibilidad de ser destruidos.
En un mundo donde pareciera imponerse el paradigma de que el fin justifica los medios - trátase de la economía, los beneficios o el éxito -, los individuos (el ciudadano común) se ven intersectados por dos modelos de identificación contradictorios: la identificación con la víctima o la identificación con el agresor. Contradicción falaz o equívoca en razón de que cuando se instala el terror como factor psicológico en la vida cotidiana la sociedad en su conjunto está victimizada, pues aún aquellos que usufructúan el miedo a través de las amenazas, también están atrapados en el patológico modo de funcionamiento que propone el terror.
A la intimidación privada (mujeres golpeadas, coerción afectiva y sexual en las parejas, maltrato infantil) y a la intimidación pública (en las relaciones laborales, en el campo de la salud y la educación) se suma y emerge - como síntoma indesmentible del estado de crisis que atravesamos-: la intimidación social.
Si bien no como hecho inédito, sí con características distintas en el momento actual, en la medida que se va legitimado cada vez más como respuesta a un proceso de transformación que induce a suponer que existen dos únicas alternativas posibles en nuestras vidas: o bien estar entre los que se "salvan", o bien pasar a formar parte de los "excluídos". Y es esta premisa, la que una vez concebida como irrefutable (donde la falta de posibilidades laborales, la ausencia de condiciones que favorezcan el desarrollo de las capacidades subjetivas, la depreciación de los valores éticos y morales, no hacen sino favorecerla) la que propicia conductas mágicas y mesiánicas - desocializadas- generando así una paulatina deshumanización, en tanto la historicidad y la pertenencia a la cultura son denegadas por un individualismo perverso que atenta contra una mayor conciencia de las posibilidades colectivas.


Dr. Miguel Angel de Boer

Comodoro Rivadavia, Septiembre l994.

(•) Publicado en TOPIA REVISTA. Año IV- Nº 12. Buenos Aires.

4 comentarios:

  1. Muy interesante artículo,qué,desde tu prismático (Paracelso)ve lo que a nosotros se nos escapa.Y de cómo el hombre/mujer, están cada vez más rehenes de la intimidación social.
    Somos-son-serán pequeños brotes que sin cuidado o guía, tendemos a ser árboles enanos.
    Me gustó mucho y desde ya un placer conectar contigo por medio del intelecto.

    Mónica.

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  2. Excelente artículo!
    Me impactó porque muchas veces me he preguntado qué logros obtiene el "ser" que se instala en cualquier podio para inspirar : miedo.
    Tu explicación es clara: El miedo se instala en las relaciones humanas como un método de sometimiento y control.
    De esa manera cercena la libertad.
    Si hay sometimiento y control " no" hay libertad.
    Compruebo cotidianamente en diversos ámbitos sociales que el miedo se naturaliza.Y el individualismo aflora como una constante, limitando, como bien dices, las posibilidades colectivas.
    Me preocupa como amenaza : Parece un retroceso, una involución cultural.

    Esta parte de tu exposición es digna de analizar:
    "...los individuos (el ciudadano común) se ven intersectados por dos modelos de identificación contradictorios: la identificación con la víctima o la identificación con el agresor."
    Aunque internalicen que la víctima esgrime la verdad... se identifican con el agresor ...porque de esa manera no ocuparán nunca el lugar de la víctima... pero si hacen lo que no piensan ,pierden la esencia de su integridad e identidad .
    Y aquí es donde entra a tallar la cobardía.

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  3. Queridas Monica y Carmela. Aunque con demora gracias por su atenta y profunda lectura. Gracias por los aportes.
    Abrazo

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  4. Gracias Monica y Carmela, por los atentos y profundos comentarios.
    Abrazo

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