miércoles, 27 de octubre de 2010

"Venimos del sur del mundo"(*)


Dijo el Dr. Néstor Carlos Kirchner en un pasaje de su discurso inaugural, al asumir como el primer presidente patagónico en la historia de nuestro país, enorgulleciendo a más de un habitante de estas tierras del sur.
Es que parece mentira que, así, casi como por casualidad, como tantos hechos que nos suelen suceder a los patagónicos - como aquello de haber encontrado petróleo buscando agua, y otros por el estilo -, un nyc (nacido y criado) haya sido elegido para recibir la tan preciada (y tantas veces deshonrada) banda presidencial, con todo lo que ello implica. Lo cierto es que, a mas de esta genuina satisfacción, nos surge también una, tibia, palpitante y, obviamente, cautelosa, luz de esperanza. Pese a todo.

Esperanza en que el Presidente Kirchner sepa (y tenga el coraje de) expresar con sus ideas y sus actos a la Patagonia con la que nos identificamos aquellos que la amamos profundamente, sin titubeos.
A la hermosa, soñadora, misteriosa, mítica, mágica, apasionada, generosa, trágica y venturosa, Patagonia.

La de los desaparecidos y sobrevivientes del primer gran genocidio, sus habitantes originarios, aún hoy postergados en muchos de sus derechos y necesidades.
La de los desorejados, no la de los cortadores de orejas.
La de los peones rurales masacrados, no la de sus asesinos.
La de los inmigrantes que llegaron para fecundar este suelo con su trabajo y esfuerzo, no para expoliarlo.
La de quienes provenientes de distintos lugares de nuestro país han acrecentando su riqueza material y cultural haciendo de éste su hogar definitivo, no un mero lugar de paso.
La de los obreros que la han nutrido y la nutren, no la de sus succionadores.
La de los soldados combatientes de Malvinas únicos auténticos héroes de una guerra innecesaria, no la de sus inmoladores.
La de la belleza natural infinita, no la de sus depredadores.
La que representa la lucha ante la adversidad, la perseverancia, la creatividad.
La aventurera osada e infatigable, la amiga solidaria, amante de la paz, la justicia, la libertad.
La de las utopías inconmensurables e imperecederas, siempre ilusionada con el porvenir.

Para que el porvenir no siga siendo una ilusión.
Para que el orgullo no devenga, otra vez, en vergüenza, la esperanza en decepción, la promesa en burla.
Para realumbrar la vida.
Para homenajear la existencia.
Para que la Argentina toda, deje de ser tristeza.

Dr. Miguel Angel de Boer
Comodoro Rivadavia, Mayo de 2003

(*) Texto que escribí cuando el ex presidente Kirchner asumió su mandato

domingo, 17 de octubre de 2010

Madres

Domingo de fiesta que no puede ser
otra vez
(¿cuántas veces más ?)
Arruinado el Día para siempre
(por más que el sol se empeñe en fundir el mar de oro)
Arruinada la vida para siempre
(aunque la esperanza malherida siga renaciendo)
Arruinada la muerte para siempre
(pese a que la memoria no le dé tregua)
¡Ay! ¡Ayes!
De tantas Madres arrasadas
por la desdicha del crimen incomprensible
de ese ser amado
hasta el martirio
De tantas Madres que saben que no pueden no poder
porque entonces las estrellas quedarían desamparadas
las lágrimas no sabrían adonde ir
el pan se pondría de luto
De tantas Madres que quedaron huérfanas
de hijos
y de justicia.


Miguel Angel de Boer
Octubre, 1998

jueves, 7 de octubre de 2010

El Che



¿Que murió quién? - preguntó sorprendido
- Guevara... El Che Guevara!!!!... - respondió, angustiado, su compañero de pieza, en la vieja pensión de la calle Rioja, a la que se había mudado hacía apenas unas semanas.
- ¿El que estaba con Fidel Castro? - dijo, tratando de disimular su
ignorancia.
- Pero claro...¿No me digas que no sabes quien es el Che?
Y no, no sabía quien era el Che. Si bien había escuchado hablar de él, apenas si tenía el dato de que se trataba de un médico cordobés después se enteraría que en realidad había nacido en Rosario ) y que en su afán por la aventura había recorrido Latinoamérica y terminó participando en la guerrilla cubana.
-¡Che!... ¿En serio que no sabes quien es el Che?...
La pregunta quedó sin respuesta. Aunque no vergüenza, la reiteración de la pregunta le produjo cierta incomodidad, porque si bien no era lo que se dice un veterano, ya se consideraba un tipo bastante informado a esa altura de su carrera.
Octubre ya había ahuyentado definitivamente el crudo invierno cordobés y el calor lo decidió a tomar otra ducha. Tenía la jabonera en la mano cuando Radio Universidad interrumpió su programa para anunciar lo que su amigo terminaba de contarle.
- ¿Viste?...Te dije: murió el Comandante Guevara...¡Yanquis hijos de remil puta!...
Fue entonces cuando acusó el impacto en todo su cuerpo - y una tristeza que le resultaba extraña por su intensidad le oprimió el pecho - y tal vez porque intuyó que no se trataba de una muerte más se decidió a averiguar todo lo que pudiera acerca del Che, de ese personaje hasta ahora inexistente, que lo introduciría a una visión del mundo que de a poco modificaría -¡no sabía cuánto! - el curso de su vida.
Con el correr de los días no hizo otra cosa que leer todo lo que tuviera que ver con el Che. Por otro lado, en la facultad, en el comedor universitario, en las revistas, en los diarios, la vida y muerte del Che eran los temas preponderantes de conversación y debate.
Así fue conociendo su historia, su capacidad, su valentía, sus ideas, sus anécdotas. Se devoró los libros de Rojo y de Gambini. Se indignó profundamente - y putió - cuando leyó lo que había escrito Grondona en Primera Plana: ..."Guevara representa el miedo de una clase desplazada por el cambio"... sentenció académicamente.
Se enteró quien era el Che a la vez que tenía que asumir con una pena infinita que, ahora sí, ese ser increíble estaba definitivamente muerto.
Y Córdoba, el mundo, dejaron de ser los mismos. Como cuando pasó por el Colegio Deán Funes -"la chacra"- y su corazón se agitó al recordar que allí había estudiado el Che.
La mutación transcurría inexorablemente. En sus hábitos, en su manera de vestir. Y no sólo en él: las botas, la boina, la camisa "Graffa", el pelo aindiado, fueron uniformando a más de uno de sus compañeros de estudio.
Del mismo modo fue cambiando su espíritu, su conciencia de la realidad; como cuando pudo comprender la humana dimensión de Cristo o cuando se identificó casi hasta el fanatismo con John Lennon; o en su etapa esotérica cuando junto con el Turco, en la academia de química que tenía en Alto Alberdi, entraban en trance estudiando a Gurdjieff.
Una profunda convicción iba arraigándose en su interior y gradualmente se transformaba en la meta de su existencia: ser como el Che, el Comandante, el artista: ser un auténtico Revolucionario.
Su mente y su cuerpo adquirían una nueva dimensión. Sentía, por fin, que podía despedirse de su adolescencia con menos dolor, percibiendo con alegría que ya no se trataba sólo de alcanzar la adultez sino de adquirir la calidad de un hombre distinto, un Hombre Nuevo.
¡Qué bello sonaba!: ¡ Hombre Nuevo!. Un ser nuevo para una nueva sociedad. Con una moral que encarnaría los más altos ideales de la humanidad; donde no habría lugar para el individualismo ni el egoísmo; donde desaparecerían para siempre la explotación del hombre por el hombre, la pobreza y la miseria; donde cada cual viviría de acuerdo a sus necesidades y capacidades; donde la salud y la educación no serían privilegios de algunos y la cultura estaría al servicio de la mayoría; donde la paz y la justicia reinarían soberanamente; donde el hombre liberado de su alienación daría curso a su espontánea creatividad para la dicha de si mismo y de sus semejantes.
Era la gran oportunidad de no seguir siendo uno más, de romper con la pasividad y el quedantismo ante el curso de los acontecimientos, puesto que se podía y se debía protagonizar y transformar a la Historia. Sólo bastaba la decisión de querer hacerlo. Cuba era una prueba de ello. Vietnam estaba en el camino. Y el Che, desde ese longplay escuchado decenas de veces, se lo repetía - con esa voz que lo fascinaba - una y otra vez:
..."porque el pueblo ha dicho basta... y ha echado a andar"... El presente es de lucha, el futuro es nuestro!"..."¡Hasta la victoria siempre...!"...."¡Patria o Muerte, venceremos!"..."
Las condiciones estaban dadas. Y allí donde no la estuvieran, había
que crearlas.
Sentía que el mundo se expandía hasta el infinito al descubrir que el destino estaba en sus manos. (¿Qué otra cosa de tamaña magnitud podía anhelar un joven de su edad, en ese momento de su vida?)
"Hacer la Revolución sin perder la ternura jamás", había dicho el Che. "El deber de todo revolucionario es hacer la Revolución", explicaba.
"Ser revolucionario: el escalón más alto de la especie humana", eran las palabras y el pensamiento del Che. Por las cuales había dado su vida, marcando con su conducta el rumbo a seguir.
¡ Y qué fuerza cobraba su ejemplo en este mundo de dolor y humillación! En este país donde no había libertad. En donde la política de los políticos era sinónimo de acomodo y corrupción. Donde las dictaduras, las proscripciones y la represión, estaban al servicio de los privilegios de unos pocos: de la oligarquía, de la burguesía y del imperialismo.
¿Acaso quedaba otro camino que destruir el sistema para construir uno nuevo?¿Había otra salida frente a la violencia del sistema que no fuera el de oponerle la violencia revolucionaria?
El Che señalaba la senda. Como antes lo habían hecho Espartaco, Tupac Amaru, Lenin, Mao, Lubumba; o los auténticos patriotas latinoamericanos: San Martín, Artigas, Bolívar, Martí, Zapata, Sandino y tantos otros que dieron su vida por un mundo distinto a lo largo de la historia.
Si. Ya era hora de dejarse de joder y continuar la empresa que otros ya habían intentado: Masseti en Salta, Camilo Torres, los guerrilleros de Taco Ralo, Mariguela en Brasil, los Tupamaros en Uruguay.
Había que conformar una vanguardia que guiara al pueblo a la victoria. Había que convertirse en un combatiente, dispuesto a la entrega y al sacrificio por la causa de la clase obrera y el pueblo, por la causa revolucionaria, para la toma del poder y la instauración de una sociedad sin clases.
Las clases dominantes y sus aliados no dejaban otra opción.
Y así fue.

Miguel Angel de Boer
Comodoro Rivadavia, Abril 30, 2002

sábado, 2 de octubre de 2010

Al Cuchi


Llegaste sin darme cuenta
acurrucándote en mi alma,
hurgando en sendero nuevos
que tus notas despertaban.

Así conocí tu pueblo
y se achicó la distancia,
sus penas fueron las mías
y su amor por la esperanza.

Mi canto duende salteño
te dice cuánto te quiero,
si hasta siento tus dos manos
desparramando los sueños.

Por vos adoré tu norte
el milagro de tus versos,
el vino regando acordes
llegando hasta el mismo cielo.

Los años fueron pasando
renaciendo sentimientos,
el sol seguirá brillando
por mas que quieran su entierro.

Mi canto duende salteño
te dice cuanto te quiero,
si hasta siento tus dos manos
desparramando los sueños.

Letra: Miguel Angel de Boer
Música: Pablo Kusselman

(Tema compuesto en homenaje a Gustavo “Cuchi” Leguizamón aproximadamente en el año 1988. El 29 de Septiembre se cumplió un nuevo aniversario de su nacimiento.

Se puede escuchar en:

http://www.goear.com/listen/1b11f87/al-cuchi-laura-olivera-voz-oscar-puebla-guitarra

jueves, 9 de septiembre de 2010

El amigo y compañero de estudios de medicina en Córdoba, ahora médico psiquiatra, Dr. Agustín Marcó del Pont declaró el día viernes ante el Juzgado federal de esta ciudad, parte de lo cual da cuenta la nota aquí adjunta.

http://www.elpatagonico.net/index.php?item=nota&idn=81728&ref=hoy

Cabe agregar que también estuvimos en el programa de Alfredo Luenzo y junto con el titiritero juglar Enrique “Quique” Di Mauro (http://www.xcrivas.com/node/182 ) presentando espectáculos en Anakainosis (para pacientes internados donde trabajo), como en el la Bilbioteca Popular “Hugo Darío Fernández” de Barrio San Martin de esta ciudad.

Todo fue muy intenso y conmovedor y merece un relato mas pormenorizado.

Por de pronto me ha llegado información donde familiares de Guillermo David Silveira suponen que puede haber desaparecido en ese lugar

Saludos a todos

Dr. Miguel Angel de Boer

Comodoro Rivadavia, Chubut

Copia del Expte. n° 24.910.-
“Inv.de supuestos Ilícitos
cometidos en el Reg. 8 de
Infantería General O Higgins…”
JF. Rawson.-

http://www.cij.gov.ar/adj/pdfs/ADJ-0.279700001255090851.pdf

lunes, 2 de agosto de 2010

ME DEJARON TU PULOVER VERDE(*)



Me dejaron tu pulóver verde
cuando te fuiste

Llevándose el verano aquel
el del cielo tibio que con sus noches
nos guarecía del mundo entero en nuestro lecho

Cuánta dicha encontraba entonces mi anhelo
En tu sonrisa
En las palmas de tus manos
En tus suaves cabellos recorriendo con ternura
todo mi cuerpo

Me dejaron tu pulóver verde
cuando te fuiste

Dejándome tu aroma
que mil veces olí desfalleciente
evocando tu mirada
añorando tu desnudez
la tersura de tus labios
y esas palabras que no podrá borrar el tiempo

Porque no pudo el odio
ni la avasallante muerte
desterrar mi amor
ni mi carne dolida cedió al intento
de que me robaran tu recuerdo

Me dejaron tu pulóver verde
cuando te fuiste
Pero no pudieron llevarte
porque estarás conmigo
para siempre

Miguel Angel de Boer

(*) A María Haydée Rabuñal, estudiante de Medicina, cordobesa, querida esposa y compañera.

El 3 de Agosto se cumple un nuevo aniversario de su muerte. Hace muy poco me enteré que cuando la mataron llevaba puesto un pulóver verde, cosa que ignoraba cuando escribí, hace ya algunos años, este poema.
03/08/10

sábado, 26 de junio de 2010

Otra vez


la trampa/cacería/mentira/asesinato a sangre fría
León Suárez/Ezeiza/Trelew/treinta mil
Camps/Franchiotti

Se lo buscaron/se matan entre ellos
las fuerzas del orden no usan armas de fuego
(ah bueno)
ni actúan por fuera de la ley
(ah bueno)
únicamente contra los ladrones/subversivos/piqueteros/
en la oscuridad /pozos/ o de dia en las estaciones de tren /mas democrático
lástima las fotos (no les alcanza con Cabezas)
y las filmaciones
y los cuerpos/golpeados/moribundos/sangrados/muertos/acomodados/que risa

Otra vez
cuerpos jóvenes/de barba/ Che/puta morir asi que embole
Ñancahuazú en Avellaneda
testimonio de lucha y dignidad/valientes/queridos
compañeros

Como hace años
tantos

Como la puta porfiada esperanza
Maximiliano y Darío también
seguirán estando

Miguel Angel de Boer
Comodoro Rivadavia, Junio, 2002

martes, 11 de mayo de 2010

Aquel veintinueve

Cuando llegó, junto con uno de los compañeros de la facultad, a la vieja casona de la calle Chubut, un clima de tensa excitación lo recibió al entrar a la cocina. A algunos no los conocía, pero sabía que casi todos se encontraban allí, como él, atrapados en el barrio Clínicas, ante el anuncio de que la entrada de las tropas de la Aerotransportada era inminente.
- Che, que alguien haga unos mates mientras escuchamos las noticias - dijo uno, tratando de poner cierta orden.
- Háganlo ustedes compañeros, que nosotros mientras vamos a preparar unas "molo" para cuando vengan estos hijos de puta - dijo otro.
- Está bien, pero mantengamos la calma compañeros, que la noche recién empieza - agregó un tercero.
- ¡Esto es histórico, compañeros!...¡Esto es histórico!...¡Hoy las masas estuvieron en la calle, y nosotros los estudiantes estuvimos junto a ellas!...¡ Se dan cuenta?!...
- Esto es la Revolución...¡Viva la Revolución, carajo!!.....
- ¡¡¡Viva!!! - gritaron y aplaudieron casi todos...

Y mientras todos hablaban, vociferando para ser escuchados, fue recordando como en un sueño - sentado en el suelo y apoyado contra la pared que daba a la calle - lo acontecido aquel día.

Habían quedado en encontrarse con otros delegados de la Comisión de la facultad a eso de las once de la mañana en la esquina de Rioja y Tucumán, de acuerdo a lo convenido el día anterior en la Coordinadora. La idea era concentrarse allí para luego ir al encuentro de los obreros que venían desde las fábricas ubicadas en las afueras de la ciudad. A ellos les correspondía unirse, previamente, con los de Luz y Fuerza.
El paro decretado venía bastante pesado; la cosa estaba más que jodida y los paros "materos" de los burócratas ya no conformaban a nadie. Y con la derogación del sábado inglés se había terminado de pudrir todo.

No alcanzó a reunirse con los compañeros, medio a las apuradas, cuando casi de inmediato llegó la noticia de que la "montada" había cargado contra una columna de IKA-Renault matando a un obrero a la altura de Arturo M. Bas y Boulevard San Juan.
-Tiraron sin asco los hijos de puta...y le dieron a un compañero, compañeros......Pero los compañeros se resistieron y los hicieron recular – explicaba, conmovido, uno de los que venían con la información.
-¡Están dispuestos a todo estos hijos de puta! – agregó otro
-¡Asesinos de mierda! – gritaron varios-
-¡No nos dejemos ganar por el pánico, compañeros! – dijo él, tratando de sobreponerse al miedo.
-Tiene razón el compañero - apoyó otro - Dispersémonos en grupos y tratemos de llegar a la General Paz con la gente del Gringo Tosco, como habíamos quedado.
Y hacia allí se dirigieron, tomados de la mano los unos, agazapados y pegados a la pared los otros. Aterrados todos por el ulular de las sirenas y la ida y venida de los patrulleros que ya circulaban por la Colón y la General Paz, mientras empezaba a correr gente de un lado a otro y el olor a gas y pólvora comenzaban a impregnar el ambiente.

Estaban llegando a la Colón cuando se toparon con el grupo de Luz y Fuerza, con quienes se pusieron a gritar como de costumbre pero con mucha más bronca: ..."¡Obreros y estudiantes, unidos adelante!"....."¡Abajo la dictadura!",.... "¡Luche, luche, luche, no deje de luchar, por un gobierno obrero, obrero y popular!...., "¡Hijos de puta!...¡Hijos de puta!.. ", enardecidos por lo ocurrido y buscando unir las fuerzas frente a lo que percibían como algo muy distinto a lo que había ocurrido en otras oportunidades.
- ¡Viva la clase obrera! - gritó con todas sus fuerzas un estudiante
- ¡Viva! - corearon los demás
- ¡Vivan los estudiantes!- respondió un obrero
- ¡Viva los obreros y los estudiantes! - contestaron varios.
Y así iniciaron la marcha. Juntos. Entremezclados. Obreros y estudiantes. Indistinguibles en su odio a un gobierno que desde hacía casi tres años venía cercenando los derechos de la clase obrera y el pueblo.
No habían alcanzado a recorrer media cuadra, cuando un móvil de la policía, haciendo sonar la sirena y disparando tiros al aire por una de las ventanillas, trataba de abrirse paso entre ese enjambre humano que ocupaba la calle de vereda a vereda.
- ¡Cuidado compañeros....!
- ¡ Ahí vienen los asesinos hijos de puta....!
- ¡Hijos de puta!....¡Hijos de puta!....- gritaba la mayoría, tratando de impedirle el paso.
Pero la "yuta" estaba decidida. El que manejaba aceleró sin asco mientras el que estaba a su lado seguía con los disparos.
En medio del desbande tomó una baldosa y, casi sin pensarlo, se acercó al vehículo con la intención de arrojarla. Fue en ese preciso instante en que uno de los policías, al verlo, le apuntó con el arma directamente al pecho amagando con tirarle, registrando así - por primera vez en su vida - la extraña sensación de haber enfrentado la muerte cara a cara.
Cuando reaccionó ya sus compañeros iban, a las puteadas, por la Santa Rosa, rompiendo todo lo que encontraban a su paso, con una furia incontenible, avasalladora.
- ¡No, compañeros!....- gritó con angustia uno de los militantes que estaba en el grupo - ¡ No caigamos en el salvajismo....!
- ¡ Ma’ que salvajismo ni salvajismo! - replicó uno de los obreros con furia - Los que tienen negocios son todos unos hijos de puta.....Cuando pueden nos cagan....!, agregó indignado.
- ¡No, compañero! - insistió el primero - nuestros enemigos son los capitalistas y el imperialismo...a ellos tenemos que atacarlos...
- Tiene razón el compañero - dijo uno que parecía uno de los delegados de Luz y Fuerza - no seamos animales, que eso es lo que quiere la oligarquía, para poder decir que somos una manga de bestias y poder reprimirnos a gusto....
- ¡ Entonces vamo' a la Colón! - gritaron varios -....allí están los negocios de los hijos de puta que nos explotan..
Y hacia allí fueron.
A la Avenida Colón.
Enfervecidos. Eufóricos. Con toda la bronca del mundo, que iba aflorando como a borbotones.
-¡"Sevaacabar, sevacabar, la dictaduraaaamilitar!.....¡Sevaaacabar, sevaacabar...la dictadura militar!",....."¡Asesinos!...¡Asesinos!...”- gritaban como nunca, casi con arrogancia. Con ese coraje que surge cuando se siente que la historia está a favor.
El torbellino era imparable. Las vidrieras estallaban como focos de luz, salvo aquellas que por su consistencia hacían rebotar las piedras como si hubiesen sido elásticas. Los coches eran dados vuelta como si fueran de juguete y desde las ventanas y balcones de los edificios tiraban de todo para las barricadas.

Un grupo se dirigió a la sede del Jockey Club con la intención de incendiarlo, mientras otros - que se habían adelantado - apedreaban el edificio
-¡Oligarcas hijos de puta!
- ¡Acá se divierten los explotadores con la guita que nos sacan a nosotros! – gritaban
El, en cambio, se dirigió a la Xerox, al ver que varios estaban destrozando los ventanales de la firma. Cuando entró algunos ya estaban rompiendo algunas fotocopiadoras. Fue entonces que tomó un trozo de hierro que encontró y empezó a golpear una de las máquinas que tenía a mano. Con una violencia inaudita. Desconocida. Porque no sentía que le estaba pegando a una máquina. Sentía que le estaba partiendo la cabeza a la burguesía, al imperialismo, a la injusticia, a la explotación. Que pegaba por él y por todos (....."por los que se mueren de hambre....por la gente de las villas....por los chicos desnutridos...por los represión…por Vietnam…...por Cuba…..por Argelia……por Latinoamérica……por el Che….por los fusilamientos….por las torturas…por los asesinatos….por Papillón.......por Cabral....por los obreros...…"......"hijos de puta......hijosderemilputamadrequelosremilparió..."......"por todo lo que sufrimos” ....”por lo que sufro”…..”por mis viejos...."......"hijos deputa..."....."les pego por lo que nos hicieron...por lo que nos hacen....." "explotadores hijos de puta...."). Y siguió golpeando y golpeando hasta quedarse casi sin fuerzas. Hasta darse cuenta que ya no tenía sentido seguir haciéndolo.
- Vamos para el Clínicas - dijo uno
-¡Sí, vayamos para el barrio! - contestó otro.
Y hacía allí partieron.
Cuando llegaron a la Cañada pudieron ver barricadas por todos lados.
Se escuchaban disparos y el ulular de las sirenas y el olor a pólvora, a gas lacrimógeno, a goma quemada, a nafta, seguía impregnando la ciudad de una extraña y particular manera.

Al llegar a la concesionaria de la Citroen el espectáculo parecía de película.
Los coches eran sacados a la calle para ser chocados entre sí o contra las palmas de luz, quemados, volcados. Las puertas eran arrancadas como si hubieran sido de cartón y los asientos sacados y usados en el medio de la calle como sillones de un living. Y al cabo de un rato, un estremecimiento indescriptible anunciaba el derrumbe del edificio por el incendio, desplomándose el techo con un sonido atronador.
Cuando llegaron a la Plaza Colón, en la confitería La Oriental parecían estar de fiesta. Hombres, mujeres y chicos habían tomado posesión del lugar comiendo o llevándose lo que tenían mano, a la vez que “atendían” a los que se acercaban.
- ¡Tomen compañeros! - decía uno de los ocasionales "expendedores", con un increíble Chianti en la mano, que seguramente era el primero y el último que tomaría en su vida.
- ¡Vamos a morfar y chupar aunque sea una vez lo que comen los burgueses! - agregó otro con una satisfacción que lo excedía, mientras le entregaba comida y algunas botellas a una pareja que desde una moto observaba, como de paso, lo que estaba ocurriendo.
La plaza semejaba un día de picnic popular. Los bancos habían sido arrancados y colocados en distintos lugares, de cara a un hermoso sol otoñal. Parecían estar aislados de la violencia que los circundaba. Como descansando en un feriado eterno.

El grupo inicial se había desperdigado ante la magnitud incomprensible de los acontecimientos.
Unos cuantos siguieron por Colón donde ya empezaban a visualizarse algunas barricadas impresionantes que atravesaban la avenida de vereda a vereda. Su tamaño evidenciaba la participación masiva, arrolladora, hasta ahora nunca vista en una movilización, puesto que en las mismas había cuanto objeto callejero o doméstico se pudiera imaginar. Algunos de ellos inverosímiles, como una heladera o un lavarropas.

El sol se iba retirando de a poco.

Se sabía que en toda la ciudad estaban ocurriendo episodios similares. En barrio San Martín, en el Güemes, Observatorio, Talleres, Juniors, Alto Alberdi, Villa El Libertador, Santa Elena, minuto a minuto, hora a hora se iba extendiendo la lucha a todas partes.
En el centro ni que hablar. Los puentes como el Avellaneda estaban infranqueables.
La consigna que se fue imponiendo era tomar la ciudad y resistir todo lo que fuera posible a los fines de impedir la posible entrada del Ejército.
Cuando iban ya en dirección a Alberdi, un puñado de exaltados intentó atacar la parroquia situada en la esquina Rodríguez Peña. Un desconocido, trepado sobre una de las barricadas, sacó un pequeño revólver y disparando un par de tiros al aire gritaba desaforadamente: "¡ Vandalismo no, compañeros!", ante la sorpresa primero y el aplauso después de quienes lo rodeaban.

Fue ahí que se percató que la policía no existía. Que ya casi no se escuchaban sirenas y que de a poco un silencio extraño iba ganando las calles.
Fue entonces que se dio cuenta que la ciudad estaba totalmente tomada.
No lo podía creer.
Se acordó de la Comuna, de las insurrecciones, de tantos hechos históricos similares. “La Revolución es posible”, pensó emocionado.
Y entonces percibió un olor, un aroma particular, único, que impregnaba y atravesaba todo su ser, su espíritu, que nunca mas volvería a sentir ni a olvidar. Era la libertad, no cabía duda. Existía, verdaderamente. Y era algo por lo cual, ahora lo entendía como nunca, valdría la pena luchar, combatir, dar todo de sí, hasta la vida misma.

Aún percibía esa sensación cuando uno de los compañeros de la casa lo zamarreó.
Vamos compañero! - le dijo. Vamos que está queriendo entrar el Ejército y tenemos que ir a la Colón a ayudar a los compañeros que están tirando las columnas del alumbrado, para que estos hijos de puta no entren!
Y hacia allí fue.
Cansado, pero feliz.
Intuía que lo que estaba pasando no era un hecho más.
Intuía que ya nada sería igual.
Aunque nunca se imaginó cuanto cambiaría todo.

Y menos aún, que ese día inolvidable, un jueves de Mayo del 69, quedaría registrado para siempre como el histórico Cordobazo.



Miguel Angel de Boer
Comodoro Rivadavia, Mayo, 2008
Argentina

viernes, 2 de abril de 2010

2 de Abril





A pocos días de la derrota de la Guerra de Malvinas, tuve la triste oportunidad de estar - en el Servicio de Psiquiatría del Hospital Regional de mi ciudad, Comodoro Rivadavia, colaborando con el equipo del mismo - entre los primeros colegas que tomamos contacto con los soldados que llegaban de las islas.

Aún tengo presente el clima de opresión, desasosiego y tristeza, en el medio de un silencio angustiante, conque observábamos perplejos y asustados, la llegada de los helicópteros que traían a decenas de jóvenes que se distribuían a los distintos servicios del hospital, según la sintomatología que presentaban.

En el servicio de Psiquiatría, el silencio era asfixiante. Recibimos a los chicos, los cuales iban ubicándose en las camas que se habían dispuesto en las distintas salas, quienes se encontraban en su mayoría en un estado semiestuporoso, constituyendo todo una escena onírica que jamás voy a olvidar.

Aun recuerdo, que ni bien comenzaron a poder hablar, los temas predominantes giraban en torno a lo bien que los habían tratados los británicos (“nos daban de comer, doctor”, decían), a la fortaleza de los mismos (“no sabe que grande era la mochila que cargaban”), a las condiciones en las que habían transcurrido la guerra (los pozos, el clima, el maltrato), intentando transmitirnos la increíble experiencia.

Uno de ellos me pidió que le tocara (“tóquelo, doctor, tóquelo”) el pañuelo de un Gurka que llevaba en el cuello, aún impresionado por estar vivo.

Otro, caminaba excitado, repitiendo: “les podríamos haber ganado”, con una mirada de impotencia y bronca que aun tengo presente.

La mayoría estaba en sus respectivas camas, sin moverse de ellas, en silencio, con los ojos cerrados.

Sentí, como todos los colegas, un dolor tremendo. Sentí vergûenza. Sentí, también, una humillante impotencia. Sentí que estaba presenciando, otra vez, las consecuencias del ejercicio despiadado e inhumano del poder tenebroso de una dictadura. Sentí, como nunca, lo que es un filicidio.

Sentí que el daño era irreparable.

Y lo sigo sintiendo.

Dr. Miguel Angel de Boer.
Comodoro Rivadavia, Chubut , Argentina
2 de Abril 2001

(*) Publicado en diarios locales y en Página 12, Diario y otros medios nacionales en el mes de abril del 2001

sábado, 20 de marzo de 2010

Visita




De paso por Buenos Aires con motivo del Día de la Mujer, decidí ir a conocer el Parque de la Memoria y homenajear a María Haydée Rabuñal, la Flaquita, mi primera esposa.

De entrada me impresionó la magnitud del monumento, mucho mas cuando vi esos muros inacabables con tantos nombres, inacabables también , en sus paredes, pues me brindaba una impactante dimensión visual de lo acontecido. Como pueden ser tantos? Pensé. La puta madre que los parió? Tantos! Tantos!

Y comencé a hacer el recorrido. Sacando algunas fotos y filmando, mientras la historia se me venía encima desde adentro. Irrumpiendo con imágenes, sensaciones, recuerdos, en una vorágine que aturdía mi mente y mi pecho. Pues en la medida que se desplegaban los nombres, se iba desplegando también “mi” historia. Bello, Cabral, Blanco, Castellanos, Jáuregui, Mena. Luego los compañeros masacrados en Trelew con Polti, compañero de estudios en medicina. Y los chicos de la Noche de los Lápices. Y el querido “Negro” Raúl Trigo. Y tantos, tantos, tantos, amigos, conocidos, compañeros, hasta llegar a ver el de la Flaqui. Mary. Negrita. Gordi. Bichita. Querida compañera.

Y entonces el torbellino:

Puta Flaqui como estas tanto tiempo yo bien aquí visitándote no pude venir antes pero estuve en tu tumba no aquí es la primera vez puta después de tanto tiempo cuando hace como treinta y cinco años parece mentira increíble porque yo te recuerdo tan jovencita como la última vez que nos vimos te acordás si éramos jóvenes los dos pero yo ahora acabo de cumplir los 60 pero vos seguís con 26 si yo también sigo con 26 en una parte de mi ja hecho un pendex estoy puta Flaqui tantas cosas que vivimos juntos que hicimos juntos cuando nos conocimos en medicina cuando estuvimos en el Cordobazo en la militancia estudiantil los actos relámpagos la ciudad universitaria en los hospitales como practicantes y en la agrupación y en los barrios los dispensarios metiendo materias y queriendo hacer lo mas extraordinario en nuestras vidas la revolución y me vienen los beatles y el che y camilo los quila y las pelis del sombras y sitrac te acordás del negro flores y el viejo massera el gringo tosco y el cura vaudagna y las tomas del clínicas y la plaza colón y la cañada y que no hicimos Flaqui no sabia que te extrañaba tanto la puta que lo parió y ahora vuelvo a enterarme y me duele hasta la médula como pudo ocurrir si yo te dije que te cuidaras la puta madre y yo que sigo vivo y vos que ya no estas me hace mierda Flaqui todavía y me va a seguir haciendo mierda siempre aunque me acostumbre a este dolor que tal vez no quiera dejarme ni yo dejarlo para no olvidarte pero si sabía que me iba a doler tanto no se si venía perdóname Flaqui pero lo siento así no aguanto me voy a sentar un rato al banco puta madre y este día de sol que es maravilloso y tantos compañeros que no están hijos de puta que hijos de puta como pudieron hacer esto chicos embarazadas ancianos que manga de cobardes estos patriotas asesinos de jóvenes tan jóvenes que chicos que éramos sigo siendo chico yo como la Flaqui y este llanto que no me deja parece que me falta el aire que bronca me da todo que tristeza y que bronca ya volví Flaqui estoy medio a las puteadas y si estamos a las puteadas los que quedamos vivos vos sabes que veo los nombres y mas cuenta me doy del culo que tuve para que seguir vivo y eso me impresiona si decís que supe moverme pero el culo que tuve es gigantesco vos porque por suerte no sabes todo lo que pasó después que te mataron Flaqui te conté que hice un poema y bueno siempre escribo sobre vos seguro te gustaría si el del pulóver verde y ahora veo tu nombre en la placa y me da una pena y aquí no tienen ningún dato tuyo salvo que eras de córdoba y estudiante de medicina pero yo quedé en enviarles mas información no solo tuya porque pregunté por otro compañeros y tampoco tenían ah y el lugar donde te mataron que yo es la primera vez que me entero seguro que lo sabía pero es la primera vez que me entero y así va a ser para siempre enterándome por primera vez de lo que ya sabía pero no importa porque por algo estoy vivo y ahora que estoy mas tranquilo que lindo día Flaqui como esos donde caminábamos de la mano y sentíamos que el futuro era nuestro y no sé como pudieron hacer algo tan tremendo estos hijo de puta pero que bueno estuvo haber intentado cambiar toda esta mierda te acordás de los chicos me morían desnutridos en el hospital y no le encontrábamos las venitas y teníamos que pincharlos hasta que algunos entraban en shock y que una vez se murió un paciente en el quirófano porque se habían terminado los tubos de oxígeno porque no le habían pagado al proveedor pero también viste estoy mas tranquilo ahora pero también como nos divertíamos las guitarreadas y el día a día con la idea de ser mejores y ese aire de libertad que respirábamos cuando sentíamos que ese era el camino para la liberación de la clase obrera y el pueblo y que lindo era querer ser mejores personas y vos hasta lo último seguiste cabezona insistiendo y yo egoísta te puteo y yo eterno enamorado te sigo queriendo y si Flaqui te puteo porque te extraño y te quiero porque a eso no hubo con que darle aunque yo quisiera porque si te olvidara y los olvidáramos me quedaría sin lo mas importante de mi propia vida esta historia que vivimos esta lucha que emprendimos por la alegría de vivir sabiendo que solo era para nosotros si lo hacíamos para todos chau Flaqui un beso nos estamos viendo.

Miguel Angel de Boer
Marzo 19 , de 2010.

miércoles, 17 de marzo de 2010

INTIMIDACION (•)

Amenaza. Atemorización. Acción tendiente a generar miedo.
Si desde épocas remotas el acto de intimidar se instaló en las relaciones humanas como un método de control y sometimiento, si la historia de nuestro país se vió impregnada por etapas donde el miedo se naturalizó despiadadamente, no caben dudas que desde el triste episodio del atentado a la AMIA nuevamente los argentinos nos sentimos agobiados por la posibilidad de que un acto de ese tipo pueda llegar a reiterarse.
Precisamente esa es la consecuencia que promueve el terror cualquiera sea su origen: desencadenar ondas expansivas que se proyecten en el tiempo buscando vulnerar el sentimiento de protección y seguridad indispensables para que una sociedad pueda sentirse cohesionada como si misma. Lo contrario: el desamparo, la dispersión y el pánico, generan en el imaginario social la convicción de que todo es posible, de que todos somos blancos móviles expuestos a la azarosa posibilidad de ser destruidos.
En un mundo donde pareciera imponerse el paradigma de que el fin justifica los medios - trátase de la economía, los beneficios o el éxito -, los individuos (el ciudadano común) se ven intersectados por dos modelos de identificación contradictorios: la identificación con la víctima o la identificación con el agresor. Contradicción falaz o equívoca en razón de que cuando se instala el terror como factor psicológico en la vida cotidiana la sociedad en su conjunto está victimizada, pues aún aquellos que usufructúan el miedo a través de las amenazas, también están atrapados en el patológico modo de funcionamiento que propone el terror.
A la intimidación privada (mujeres golpeadas, coerción afectiva y sexual en las parejas, maltrato infantil) y a la intimidación pública (en las relaciones laborales, en el campo de la salud y la educación) se suma y emerge - como síntoma indesmentible del estado de crisis que atravesamos-: la intimidación social.
Si bien no como hecho inédito, sí con características distintas en el momento actual, en la medida que se va legitimado cada vez más como respuesta a un proceso de transformación que induce a suponer que existen dos únicas alternativas posibles en nuestras vidas: o bien estar entre los que se "salvan", o bien pasar a formar parte de los "excluídos". Y es esta premisa, la que una vez concebida como irrefutable (donde la falta de posibilidades laborales, la ausencia de condiciones que favorezcan el desarrollo de las capacidades subjetivas, la depreciación de los valores éticos y morales, no hacen sino favorecerla) la que propicia conductas mágicas y mesiánicas - desocializadas- generando así una paulatina deshumanización, en tanto la historicidad y la pertenencia a la cultura son denegadas por un individualismo perverso que atenta contra una mayor conciencia de las posibilidades colectivas.


Dr. Miguel Angel de Boer

Comodoro Rivadavia, Septiembre l994.

(•) Publicado en TOPIA REVISTA. Año IV- Nº 12. Buenos Aires.

lunes, 15 de febrero de 2010

Rimemberes

TIEMPO

Si te preguntan

cuanto te tuvieron
cuanto te torturaron
cuanto hace que te pasó

Es porque ignoran

que alli
donde se vive la muerte

los días
las horas
los minutos
los segundos
son fugaces y eternos


ACLARACIÓN

Lo que ustedes tienen que entender
es que:
como se portan mal
les tenemos que hacer chas chas en la cola


Y…ahora hablá pibe…o te reviento…hijo de puta…!!!



HIGIENICOS

I

Uno de ellos
agotado
dejó de pegarme
y se puso a lavar la vajilla
( la puta que los parió aquí nunca limpia nadie)

Luego
acomodó las cosas
se secó las manos mirándome
con la mirada mirona

y continuó apaleándome
me / ti / cu / lo / sa / men / te


II

Me voy a dar una ducha dijo

mientras se secaba la frente
(tras haberlos torturado salvajemente)

porque si hay algo que no soporto es este olor a judío de mierda que se me impregnó en la piel

Regresó al rato
mas fresco
y de muy buen humor


dios

En el preciso instante
de infligir
el máximo dolor

un orgasmo


RESISTENCIA

Estaban convencidos de que resistía
porque me consideraban
ideológica/política/moral/física
y mentalmente
fuerte

En tanto yo evocaba
con mi cuerpo desolado
el ruido del mar
acariciando la arena y el pedregullo de mis playas

y una frescura luminosa penetró en mi pecho
encegueciendo de vida a la muerte



CUESTIÓN

El asunto es como lograr
seguir siendo
en medio del atroz desamparo del espanto


MONTAND

Cuando me los cruzo en la calle

me acuerdo de Ives Montand en La Confesión

Y siento pena
por él

por Montand



PARA COLMO

Uno cree que después de eso
al menos ya no habrán mas dolores
tan dolorosos
en la vida


LA REVANCHA

No olvidarla
No olvidarlos
No olvidarnos

Seguir trepando la vida
Cabalgarla
Revolcarnos en ella

Hasta dejarla exhausta
De tanto vivirla

Miguel Angel de Boer
Comodoro Rivadavia, Chubut
Argentina

viernes, 12 de febrero de 2010

REENCUENTRO

Mientras me dirigía hacia el lugar, sentía que el agobio se iba acrecentando por la incertidumbre, más aún porque el camino me era totalmente desconocido pese a que no quedaba tan alejado de la ciudad en donde vivía.
El paisaje se presentaba extraño, de esos con los que uno se suele encontrar en la patagonia bastante a menudo - si se la recorre, claro-. lo que hacía que todo semejara una escena irreal, onírica.
Cuando la noche anterior me informaron que los chicos se encontraban ahí, no dudé en decidir mi partida a primeras horas de la madrugada, y eso por temor a la posibilidad de perderme por la falta de iluminación en la zona.
Luego de tantos años de búsqueda y espera, mi corazón palpitaba de alegría, a la vez que una amarga sensación de angustia y temor me abrumaban casi hasta lo insoportable por no saber con que habría de encontrarme.
Ya en el camino, o mejor dicho en la huella, la vegetación de las laderas del cañadón se hacía gradualmente mas copiosa, pues solo en lo alto de las lomas quedaba al descubierto la estructura rocosa que subyacía, resaltada por los primeros rayos de sol que recién comenzaban a asomar en el nuevo día.
Con la tensa cautela que impone lo inexplorado, me fui acercando muy lentamente tratando de no pensar para no distraerme, pero también como un modo de tranquilizarme y no dejarme ganar por la euforia.
Ignoro cuanto había transcurrido cuando comencé a divisar un pequeño poblado desdibujado por la oscuridad que aún persistía, donde se destacaba una casona blanca que, supe de inmediato, era la que buscaba.
El silencio era casi absoluto a no ser por algún tenue ladrido que se escuchaba de tanto en tanto y por el portazo que di al bajar del auto, pese a que traté de hacerlo con la mayor delicadeza, por respeto a los moradores que, por lo que se observaba, parecían aún estar descansando.
Pero ni bien me hicieron pasar me sorprendió un insospechado movimiento dentro de la casa, dando evidencia de que ya hacía rato que estaban en actividad, como si estuvieran en un tiempo y un espacio distintos. También pude percatarme de que las dimensiones eran mas grandes de lo que supuse puesto que se veían varios pasillos y numerosas habitaciones, semejando un hotel o algún tipo de alojamiento, en las cuales se distribuían las camas en distintas ubicaciones.
La persona que me atendió al llegar, fue la misma que me iba presentando, aunque tuve la certeza de que todos sabían quien era, y solo confirmaban, al verme o darme la mano, una presencia que hacia tiempo que estaban aguardando. Sin llegar a la frialdad, el trato era distante y superficial, expectante. Sabían el motivo de mi visita, si así se puede llamar, pero tanto ellos como yo ignorábamos el desenlace que habría de tener la misma.
Cuando por fin nos dirigimos a la habitación donde estaban los chicos, un torbellino se agolpó en mi mente, pues por fin me reencontraría con ellos, sin saber si los reconocería, con que cambios los vería o me verían y, más que nada, sin saber cual sería la reacción que se produciría luego de tanto tiempo, el cual me parecía ahora infinito.
Al abrir la puerta y encender las luces, nuevamente me sorprendieron la altura del techo y la amplitud de las paredes, como asimismo el hecho de que no hubieran otros muebles que no fueran las camas donde estaban durmiendo.
Cuando me fui acercando el impacto fue aún mayor, pues parecía que los que allí se encontraban eran niños pequeños, lo que no coincidía con lo que estaba buscando puesto que desde la última vez que estuvimos juntos habían transcurrido no menos de veinte años.
No obstante, tomé coraje y comencé a despertarlos uno a uno, con todo el cuidado que podía como para no irrumpir con brusquedad en sus sueños.
Y entonces…..
…Uno a uno fueron desperezándose como lo hacían de chicos cuando los despertaba para darles la leche, para llevarlos al jardín o a la escuela o bien para que salieran a jugar o a pasear a algún lado.
…Uno a uno me saludó como si fuera un día más de su infancia, con total naturalidad, en contraste con lo que yo sentía, pues para mí implicaba retomar una secuencia milagrosa que se había interrumpido atrozmente esa noche imborrable que quisiera no recordar.
…Uno a uno me abrazó con sus pequeñas manitos y sus bracitos tersos, acurrucándose en mi pecho como entonces, con la absoluta seguridad de que yo estaba con ellos para siempre.
…Uno a uno me besó con sus labiecitos suaves, mientras sentía el palpitar sereno de sus corazoncitos felices.
…Uno a uno me miró con todo el amor y la ternura del mundo, y con sus vocecitas aún somnolientas solo atinaron a decirme:
“Hola, Pá….”

Miguel Angel de Boer
Comodoro Rivadavia, 22/09/09

sábado, 6 de febrero de 2010

Idea

Un nuevo aporte para delinquir impunemente en Argentina: si esta alcoholizado ( o bajo el efecto de alguna sustancia) y se lleva por delante - con su camioneta cuatro por cuatro a toda velocidad - dos o tres vehículos y de paso atropella a una mujer embarazada, que muere con su bebe; huya en contramano, choque otro vehiculo y después espere unas 6 horas para luego, con su abogado, entregarse a la...justicia. Quedara libre casi inmediatamente.

miércoles, 27 de enero de 2010

Auschwitz (*)

El día 27 de Enero, se cumplen cincuenta años del día en que el Ejército Rojo liberó a los últimos sobrevivientes que permanecían en el campo de exterminio de AUSCHWITZ en Polonia, símbolo de la barbarie genocida perpetrada por el nazismo alemán durante la segunda guerra mundial.
Según las estimaciones, en este campo de concentración fueron aniquilados entre 1.000.000 y 2.500.000 personas, bajo el comando de los oficiales de las SS, en las siniestras cámaras de gas y hornos crematorios.
Desde entonces, mucho se ha hablado, mucho se ha investigado y mucho aún queda por hacer a los fines de explicar y entender el porqué, los motivos y causas que llevaron a que la humanidad se infligiera a sí misma tamaña mutilación. Porque cualquier daño hecho a cualquier ser humano más cuando se trata del exterminio de una etnia, de una cultura, de un grupo religioso, es una amputación a la cultura universal.
Desde sus orígenes, en la historia de la humanidad los genocidios estuvieron siempre presentes, pero su sistematización alcanzó su más alto grado con el nazismo. Ya antes el pueblo armenio había padecido las consecuencias de un crimen similar y también después se reiteraron siniestros episodios de la misma aberrante naturaleza.
Las causas que posibilitaron tan monstruosa acción son múltiples. Pero de lo que no cabe duda además de las justificaciones ideológicas y políticas, de las condiciones sociales e históricas, de las explicaciones psicológicas que llevan a comprender porque seres humanos puedan perpetrar en sus semejantes tamaña agresión, de lo que no cabe duda repito, es que si hay algo que posibilita que la potencial actitud genocida que tienen los seres humanos pueda liberarse y llevarse a cabo, es debido a una especial predilección que tienen las sociedades y los pueblos hacia el olvido. Esa desmemoria que permite la reiteración de catástrofes históricas similares.
Simplemente y en función del no olvido es que hago mención a esta triste, tremenda y horrorosa situación que vivieron las víctimas. Y hacia ellas a través de estas palabras es que brindo un homenaje sincero en recordación a su martirio.

Dr. Miguel Angel de Boer.
Enero, 1995

(*) Incluido en una compilación a ser publicada

sábado, 9 de enero de 2010

Jonás

Supongamos que se llama Jonás, aunque ese no sea su nombre verdadero. Supongamos que tiene mas de cuarenta años. Aunque no se sabe. En realidad, tenemos que suponer muchas cosas. No queda otra.
Les cuento que Jonás es un paciente que está internado hace no sé cuantos años. Pero no son pocos. Padece un problema orgánico cerebral, por lo que de tanto en tanto entra a delirar y a alucinar, casi siempre por las noches. Y también deambula, seguramente asustado por lo que percibe, yendo de pieza en pieza o caminando por el pasillo o entre las mesas del comedor.
Pero en general suele estar bien y es lo que se dice: un encanto.
Porque Jonás es un tipo muy cariñoso, tierno y de muy buen humor. Le gusta contar cuentos en una peculiar jerigonza, dada su dificultad para hablar. Lo que no impide que se le entienda. Al menos yo. Razón por la cual, cada vez que puede, literalmente me acapara para que lo escuche, o mejor dicho, lo mire. Porque acompaña sus relatos con un despliegue de mímica, ademanes y movimientos con el cuerpo que impresiona. Cuestión que es un espectáculo verlo. Mejor a cierta distancia, porque también esparce saliva en un radio bastante amplio.
Sus temas preferidos están vinculados a seres que vienen del espacio exterior, de superhéroes o bien personajes de película. Uno de sus preferidos es el Hombre araña. Por eso ni bien me ve hace el gesto de tirar la tela con el dedo medio, y yo hago como que quedo atrapado y me desespero por salir y él se divierte en grande tirándome mas y mas, aunque yo le pida por favor que pare de una vez. Otro de sus personajes es Robocop. Y hay que ver como se transforma y realiza el movimiento para sacar la pistola, mecánicamente, con los pasos que corresponden, disfrutando a mas no poder.
Pero también me cuenta sus problemas, sus angustias, sus preocupaciones. Entre sonidos gluturales, gestos y expresándose con las mas diversas miradas, yo lo escucho – y lo miro -y voy traduciendo lo que me dice. A lo cual él va confirmando con un si, o bien se embola diciendo que no de un modo rotundo, girando la cabeza de una lado a otro como rechazando mi interpretación un tanto irritado, haciéndome sentir como un idiota. Yo a veces me desquito, haciéndolo enderezar. Porque resulta que tiene una tendencia a inclinarse hacia adelante, llegando con la cabeza casi hasta las rodillas, y se tambalea dando la impresión de que va a perder el equilibrio en cualquier momento. Ahí es cuando lo desdoblo, por asi decirlo, colocando una de mis manos en su cintura y empujando con la otra en su pecho. Según el ánimo que tenga, se ríe a carcajadas o empieza a quejarse señalándome adonde le duele como si le hiciera mucho daño. Entonces lo acaricio diciéndole pobre Jonás como le duele, y el se siente el ser mas dichoso del mundo en ese instante.
Con el tiempo lo fui comprendiendo cada vez mejor y hoy mantenemos charlas ininterrumpidas casi naturalmente. Es más, aunque no lo entienda, él no para de hablar a la vez que me sigue por todos lados y tomándome del brazo o del hombro interrumpe cualquier conversación que yo pueda estar teniendo, como si mi interlocutor no existiera.
Como es de muy buen corazón su gratitud se manifiesta de distintas maneras. Sea con besos, con abrazos, tomándome de la mano cuando caminamos por el pasillo o bien cuando salimos con los demás pacientes a dar una vuelta por la playa.
Pero una de las formas en que le gusta mostrar su afecto es representando juegos y personajes en forma particular para mi. Una suerte de show personalizado.
Uno de ellos es el del mudo. Si, del mudo.
La cosa es asi. Ni bien llego al servicio y cuando estoy saludando a los que están, él me indica que no puede hablar. Se señala la boca, la garganta, como diciendo no puedo. Muy serio, por supuesto. Yo me doy por enterado y comienza su relato por medio de señas, el cual voy traduciendo en palabras. Lo gracioso es que a veces vienen otros pacientes a presenciar la escena y se quedan impresionados viendo nuestra peculiar conversación. Mucho mas cuando les digo: pasa que Jonás hoy se quedo mudo y por eso no puede hablar. No es cierto Jonás, le pregunto. Y el invariablemente responde: si. Estallando todos de risa. Y si además agrego: aquí tenemos al mudo que habla, se hacen una panzada. Incluido él. Y yo, para que negarlo, me siento feliz.
Con él y con todos los que debieron quedarse internados, fuera porque no estaban bien, porque no querían salir, porque sus familiares viven a cientos de kilómetros o bien porque están absolutamente solos, es que pasé parte de la Navidad y del Año Nuevo, antes de que se acostaran. Y nos reímos, cantamos, nos sacamos fotos y videos, con entusiasmo y la alegría.
Al salir de allí sentí que el corazón se me estrujaba con una mezcla de regocijo y tristeza, de amargura y de dicha. Sentí pena por su situación, a la vez que afortunado de que me hubieran compartido su afecto y su mejor aprecio. Y cuando observé el estallido de los fuegos artificiales los vi más efímeros que nunca.
Porque estos desheredados de la tierra, como Jonás, son seres extraordinarios, increíbles, maravillosos. Y sus almas, sus dolores, sus alegrías, sus enojos, sus preocupaciones, sus ocurrencias, nutren mi cuerpo y mi mente día a día. Haciendo fluir como un bálsamo la vida, el amor, el consuelo, la esperanza. Fortaleciendo mi convicción y mis deseos mas genuinos por hacer de este un mundo que los dignifique. Porque de ello depende que yo me dignifique y que todos podamos dignificarnos, como merecedores de pertenecer a la especie humana.

Miguel Angel de Boer
Enero 9 de 2010